Sin dudas, ...¡eres Padre!!..

Sin dudas, ...¡eres Padre!!..
..y maravillosamente sorprendente, siempre eres NOVEDAD!!...SIN DUDA ERES PADRE!!...

sábado, 15 de abril de 2017

¡Resucitó de veras mi amor y mi Esperanza!!!...: ¡DOMINGO DE RESURRECCIÓN!!..






¡Resucitó de veras

mi amor y mi esperanza!




La VERDAD ha vencido la oscuridad de la mentira...

La LUZ manifiesta su preeminencia sobre las obras de las tinieblas...






Un CAMINO se ha abierto para el género humano...
porque la VIDA ha vencido a la muerte en todas sus manifestaciones...



Nuestra FE se ha fortalecido, el HIJO DE DIOS reina por los siglos de los siglos, porque él es el ALFA y la OMEGA, el PRINCIPIO y el FINAL. En él se han cumplido todas las ESCRITURAS, porque ¡DIOS ES FIEL!!!


No estamos solos, somos el gran PUEBLO DE DIOS..un pueblo que cae y se levanta y se fortifica en la FE DE JESUCRISTO.
Su CUERPO EUCARÍSTICO es nuestro alimento en este "corto camino" hacia la ETERNIDAD.
Que  ¡La gran NOCHE SANTA !!! ...  fortalezca cada una de vuestras vidas....pues es el gran HITO de la historia de la humanidad y del cosmos.


Es el momento de demostrar aquello en lo cuál creemos..
es el momento de ser fieles a nuestra FE,
FE heredada de nuestros padres..
solo así fortificaremos la Iglesia de JESUCRISTO....
SOLO ASÍ CADA UNO REALIZARÁ SU VERDADERA VOCACIÓN...


La transmisión de la FE a las nuevas generaciones se hace urgente...
que de la mano de la Madre de JESUCRISTO, la PRIMERA DISCÍPULA Y MISIONERA, aquella que supo esperar contra toda esperanza, seamos capaces de compartir el don recibido.



Queridos amigos:
Les dejo unas lecturas que los harán profundizar en el ¡GRAN TRIUNFO CÓSMICO DE JESUCRISTO!!..que sus corazones puedan exultar... de y en su victoria.










Texto # 1 : Del Misal Romano
DOMINGO DE PASCUA DE



LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR



MISA DEL DÍA

Antífona de entrada Sal 138, 18. 5-6

He resucitado y aún estoy contigo, has puesto sobre mí tu mano: tu sabiduría ha sido maravillosa. Aleluya.

O bien: Lc 24, 34; Cf. Ap 1, 6

En verdad ha resucitado el Señor, aleluya. A él la gloria y el poder por toda la eternidad.

Se dice Gloria.

Oración colecta

Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu Espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.


Se dice Credo.

Oración sobre las ofrendas

Rebosantes de gozo pascual, celebramos, Señor, estos sacramentos en los que tan maravillosamente ha renacido y se alimenta tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


PREFACIO PASCUAL I

El misterio pascual

V/. El Señor está con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.


En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en este día
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero
que quitó el pecado del mundo;
muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria:


Santo, Santo, Santo...

Si se usa el Canon romano, se dice Reunidos en comunión y Acepta, Señor propios.

Antífona de comunión 1 Cor 5, 7-8

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebremos la Pascua con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya.

Oración después de la comunión

Protege, Señor, a tu Iglesia con amor paternal,
para que, renovada ya por los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de la resurrección.
Por Jesucristo, nuestro Señor.


Para despedir al pueblo, durante toda la octava, hasta el II Domingo de Pascua se dice:

Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.



Texto # 2 : Del Misal Romano
Lecturas de la Santa Misa


Primera lectura
Lectura del libro de los 

Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

Palabra de Dios




Salmo
Sal 117,1-2.16ab-17.22-23

R/. Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo




Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
R/.

La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
R/.


Secuencia

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.




Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.




Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.



«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,




los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!



Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»








Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.




Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.





Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol 


san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.



Palabra de Dios



Evangelio
Lectura del santo evangelio según 

san Juan (20,1-9)



El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. 






Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


Palabra del Señor





 

jueves, 13 de abril de 2017

¡La gran NOCHE SANTA !!! : ¡Vigilia de Resurrección!!!...



Queridos amigos:
"La noche ha pasado"...la LUZ venció a las tinieblas, Jesús, el CRISTO está otra vez entre nosotros.



Y juntos  a la MADRE hemos visto como el cosmos se ha iluminado ¡hoy y para siempre, por los siglos de los siglos!..
Nunca más cerca que hoy, el mismo HIJO  de DIOS camina con nosotros...



Pero, ahora...la lucha y la decisión de optar siempre por el Sumo Bien es de cada uno de nosotros, no dejemos que esa gracia se pierda vanalmente.



Ahora nos toca tomar decisiones en nuestras luchas particulares del enfrentamiento del principio del bien y el principio del mal. 



Hoy más que nunca nuestro ser alimentado del Cuerpo de Cristo y fortalecido por la gracia de cada uno de sus sacramentos nos obliga a ser audaces en esta sociedad, en nuestro amado mundo que en realidad solo es la antesala de ese Reino de Dios que no tiene final.



Protejamos a las nuevas generaciones y cuidemos de nuestros ancianos, y no temamos ir en contra "del sistema"...porque Jesús, ha marcado ya ¡el CAMINO!!


 <<La fe te ayuda a escalar la montaña del miedo, de la tristeza, de la dificultad, 
de la soledad..
hasta hacerte tocar el cielo>>.

Se hace relevante que participen de estos actos litúrgicos para que su FE se fortalezca con la GRACIA del Señor.

En esta gran Noche Santa, la liturgia, establece los siguientes ritos :


Primera parte
Lucernario o solemne comienzo de la Vigilia
1. Bendición del fuego y preparación del cirio
2. Procesión
3. Pregón pascual

Segunda parte

Liturgia de la palabra
1. Oraciones para después de cada lectura


Tercera parte
Liturgia bautismal
1. Bendición del agua bautismal
2. Bendición del agua común (si no hay bautizos)
3. Renovación de las promesas del bautismo


Cuarta parte
Liturgia eucarística
PREFACIO PASCUAL I
El misterio pascual



Les dejo lecturas muy interesantes  que los ayudarán a entender el sentido de toda la hermosísima liturgia que celebra nuestra Madre la Iglesia de Jesucristo...en esta gran NOCHE SANTA. 

Y cómo será de importante que es llamada la "Madre de la Vigilias"....


Liturgia del día :

TEXTO # 1 :
(Tomada del Misal Romano)



DOMINGO DE PASCUA DE LA
RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

En la noche santa
Vigilia pascual

1. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor (Ex 12, 42).
Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc 12, 35 ss.), deben asemejarse a los criados
que, con las lámparas encendidas en sus manos, esperan el retorno de su Señor, para que
cuando llegue les encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa.



2. La celebración de esta Vigilia se desarrolla de la siguiente manera: 

después de un breve lucernario o liturgia de la luz (que es la primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, llena de fe en las palabras y en las promesas del Señor, contempla las maravillas que el Señor Dios realizó desde el principio en favor de su pueblo (segunda parte de la Vigilia o liturgia de la palabra), hasta que, al acercarse el día de la resurrección y acompañada ya de sus nuevos hijos renacidos en el bautismo (tercera parte de la Vigilia o liturgia bautismal), es invitada a la mesa que el Señor, por medio de su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo (cuarta parte de la Vigilia o liturgia eucarística).

3. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello no debe
escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan
tardía que concluya después del alba del domingo.

4. La misa de la Vigilia pascual, aunque se celebre antes de la medianoche, es ya la misa de
Pascua del Domingo de Resurrección.

5. Los fieles que participan en la misa de la Vigilia pueden comulgar de nuevo en la segunda
misa del día de Pascua. El que celebra o concelebra la misa de la noche pascual puede celebrar o concelebrar de nuevo la segunda misa del día de Pascua.

6. El sacerdote y el diácono se revisten desde el principio con las vestiduras blancas que han de
usar en la misa.
Han de prepararse velas suficientes para todos los fieles que participen en la Vigilia pascual. Se
apagan todas las luces de la iglesia.

Primera parte

Lucernario o solemne comienzo de la Vigilia
Bendición del fuego y preparación del cirio

7. En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende el fuego. Congregado allí el pueblo,
llega el sacerdote con los ministros. Uno de los ministros lleva el cirio pascual. Si las
circunstancias no permiten encender el fuego fuera de la iglesia, todo este rito se desarrolla
como se indica en el número 13.

8. El sacerdote saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve
monición, con estas palabras u otras semejantes:

Hermanos:
En esta noche santa, en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la
muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para velar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, oyendo su palabra y celebrando sus misterios, podremos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con
él siempre en Dios.

9. Seguidamente se bendice el fuego:



Oremos.
Oh Dios, que por medio de tu Hijo
has dado a tus fieles el fuego de tu luz,
santifica X este fuego,
y concédenos
que la celebración de estas fiestas pascuales
encienda en nosotros deseos tan santos
que podamos llegar con corazón limpio
a las fiestas de la eterna luz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

Del fuego nuevo se enciende el cirio pascual.

10. Si la idiosincrasia del pueblo lo aconseja, puede resaltarse la importancia y significado del
cirio pascual por medio de algunos símbolos. Esto podría hacerse de la siguiente manera:



Bendecido el fuego nuevo, un acólito, u otro ministro, lleva el cirio pascual ante el celebrante;
éste, con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz
la letra griega Alfa, y debajo la misma la letra griega Omega; en los ángulos que forman los
brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso. Mientras hace estos signos, dice:

1. Cristo ayer y hoy, (Graba el trazo vertical de la cruz.)
2. principio y fin, (Graba el trazo horizontal.)
3. alfa (Graba la letra Alfa sobre el trazo vertical.)
4. y omega. (Graba la letra Omega debajo del trazo vertical.)
5. Suyo es el tiempo (Graba el primer número del año en curso en el ángulo izquierdo
superior de la cruz.)
6. y la eternidad. (Graba el segundo número del año en curso en el ángulo derecho
superior de la cruz.)
7. A él la gloria y el poder, (Graba el tercer número del año en curso en el ángulo
izquierdo inferior de la cruz.)
8. por los siglos de los siglos. Amén. (Graba el cuarto número del año en curso en
el ángulo derecho inferior de la cruz.)

11. Acabada la incisión la cruz y los otros signos, el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco
granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:
   1
4 2 5
   3

1. Por sus llagas
2. santas y gloriosas,
3. nos proteja
4. y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.



13. Cuando por alguna razón no parezca aconsejable encender una hoguera fuera de la iglesia, la bendición del fuego se acomodará a las circunstancias. 
Reunido el pueblo en la iglesia como de costumbre, el sacerdote y los ministros, uno de los cuales lleva el cirio pascual, se dirigen a la puerta de la iglesia. 
El pueblo, en cuanto sea posible, se vuelve hacia el celebrante.
El sacerdote saluda al pueblo y hace la monición inicial, tal como se indica en el número 8;
después bendice el fuego (núm. 9) y, si parece oportuno, se prepara y se enciende el cirio,
como se indica en los nn. 10-12. 
Todos los ritos indicados en los nn.10-12 puede realizarse total o parcialmente, según las circunstancias pastorales del ambiente y del lugar.

12. El sacerdote enciende el cirio pascual con el fuego nuevo, diciendo:

La luz de Cristo, que resucita glorioso,
disipe las tinieblas del corazón y del espíritu.

Las Conferencias Episcopales pueden establecer también otros ritos más acomodados a la
idiosincrasia de cada pueblo en concreto.

Procesión

14. Seguidamente el diácono o -en su defecto- el sacerdote toma el cirio pascual y,
manteniéndolo elevado, canta él solo:

Luz del Cristo.

Y todos responden:

Demos gracias a Dios.

O bien:

Oh luz gozosa de la santa gloria del Padre
celeste inmortal, santo y feliz Jesucristo.

Después todos entran en la iglesia precedidos por el diácono (o el sacerdote) con el cirio
pascual. Si se emplea el incienso, el turiferario con el incensario humeante va delante del
diácono.

15. En la puerta de la iglesia, el diácono, de pie y elevando el cirio, canta de nuevo:

Luz de Cristo.

Y todos responden:

Demos gracias a Dios.

Y encienden sus velas de la llama del cirio pascual, y avanzan.

16. El diácono, al llegar ante el altar, de pie y vuelto al pueblo, canta por tercera vez:

Luz de Cristo.

Y todos repiten por tercera vez la aclamación.
Y se encienden las luces de la iglesia.

Pregón pascual

17. Cuando el sacerdote ha llegado al altar, va a su sede. El diácono pone el cirio pascual sobre
un candelabro colocado en medio del presbiterio o junto al ambón; seguidamente, una vez
puesto el incienso -si se emplea- como para el evangelio en la misa, pide y recibe la bendición
del sacerdote, que dice en voz baja:

El Señor esté en tu corazón y en tus labios,
para que anuncies dignamente su pregón pascual;
en el nombre del Padre, y del Hijo X y del Espíritu Santo.
R/. Amén.

Esta bendición se omite si el pregón pascual es proclamado por otro que no sea el diácono. El
diácono o -en su defecto- el mismo sacerdote, una vez incensados el libro y el cirio -si lo cree
oportuno- anuncia el pregón pascual en el ambón o púlpito, estando todos de pie y con las
velas encendidas en las manos.
El pregón pascual puede ser anunciado, si es necesario, por un cantor que no sea diácono; en
este caso, omite las palabras: 
Por eso, queridos hermanos, hasta el final de la invitación, y el
saludo: 
El Señor esté con vosotros.

El pregón puede ser cantado también en su forma más breve. 
Las Conferencias Episcopales pueden adaptar el pregón, para que puedan ser insertadas en él algunas aclamaciones del pueblo.

18. Forma larga del pregón pascual

Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
Por eso, queridos hermanos,
que asistís a la admirable claridad de esta luz santa,
invocad conmigo la misericordia de Dios omnipotente,
para que aquel que, sin mérito mío,
me agregó al número de sus diáconos,
infundiendo el resplandor de su luz,
me ayude a cantar las alabanzas de este cirio.

[V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.]
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Solo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Esta es la noche
de la que estaba escrito:
"Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mi gozo".
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio, trae la concordia,
doblega a los poderosos.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza,
que la santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para la gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.
¡Qué noche tan dichosa,
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

19. Forma corta del pregón pascual

Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

[V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.]
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio, trae la concordia,
doblega a los poderosos.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza,
que la santa Iglesia te ofrece
por medio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
¡Qué noche tan dichosa,
en que se une el cielo con la tierra,
Celebraciones de Semana Santa 67
lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

Segunda parte

Liturgia de la palabra

20. En esta vigilia, "madre de todas las vigilias", se proponen nueve lecturas, siete del antiguo
Testamento y dos del nuevo (epístola y evangelio).

21. Por motivos de orden pastoral puede reducirse el número de lecturas del antiguo
Testamento. 
Pero téngase siempre en cuenta que la lectura de la palabra divina es parte fundamental de esta Vigilia pascual. 
Deben leerse, por lo menos, tres lecturas del antiguo Testamento, que en casos muy especiales pueden reducirse a dos. 
Nunca puede omitirse la lectura del capítulo 14 del Éxodo (tercera lectura).

22. Apagadas las velas todos se sientan. Antes de comenzar las lecturas, el sacerdote hace una
breve monición al pueblo con estas palabras u otras semejantes.

Hermanos:
Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la noche santa de la resurrección del Señor. 
Escuchemos, en silencio meditativo, la palabra de Dios. 
Recordemos las maravillas que Dios ha realizado
para salvar al primer Israel y como en el avance continuo de la Historia de la salvación, al llegar a los últimos tiempos, envió al mundo a su
Hijo, para que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres. 
Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta Historia santa, oremos intensamente para que el designio de salvación universal, que Dios inició con Israel, llegue a su plenitud y alcance a toda la
humanidad por el misterio de la resurrección de Jesucristo.

Oraciones para después de cada lectura

23. Después siguen las lecturas. El lector se dirige al ambón y lee la primera de ellas.
Seguidamente el salmista o un cantor dice el salmo, proclamando el pueblo la respuesta.
Acabado el salmo todos se levantan y el sacerdote dice: 
Oremos, y después que todos han
orado en silencio durante algún tiempo, dice la oración colecta.

24. Después de la primera lectura (La creación del hombre: Gn 1, 1. 26-31a).

Dios todopoderoso y eterno,
admirable siempre en todas tus obras;
que tus redimidos comprendan
cómo la creación del mundo
en el comienzo de los siglos
no fue obra de mayor grandeza
que el sacrificio de Cristo
en la plenitud de los tiempo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

O bien:

Oh Dios, que con acción maravillosa creaste al hombre
y con mayor maravilla lo redimiste;
concédenos resistir a los atractivos del pecado,
guiados por la sabiduría del Espíritu,
para llegar a las alegrías del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

25. Después de la segunda lectura (El sacrificio de Abrahán: Ge 22, 1-2. 9a. 10-13. 15-18).


Oh Dios, Padre supremo de los creyentes,
que multiplicas sobre la tierra
los hijos de tu promesa con la gracia de la adopción
y, por el misterio pascual,
hiciste de tu siervo Abrahán
el padre de todas las naciones,
como lo habías prometido:
concede a tu pueblo
responder dignamente a la gracia de tu llamada.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

26. Después de la tercera lectura (El paso del mar Rojo: Ex 14, 15-15,1).

También ahora, Señor,
vemos brillar tus antiguas maravillas,
y lo mismo que en otro tiempo manifestabas tu poder al liberar a un solo pueblo de la persecución del Faraón, hoy aseguras la salvación de todas las naciones, haciéndolas renacer por las aguas del bautismo; te pedimos que los hombres del mundo entero lleguen a ser hijos de Abrahán y miembros del nuevo Israel.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

O bien:

Oh Dios, que has iluminado los prodigios
de los tiempos antiguos
con la luz del Nuevo Testamento:
el mar Rojo fue imagen de la fuente bautismal,
y el pueblo liberado de la esclavitud,
imagen de la familia cristiana;
concede que todos los pueblos,
elevados por su fe a la dignidad de pueblo elegido,
se regeneren por la participación de tu Espíritu.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

27. Después de la cuarta lectura (la nueva Jerusalén: Is 54, 5-14).

Dios todopoderoso y eterno,
multiplica, fiel a tu palabra,
la descendencia que aseguraste a la fe de nuestros padres,
y aumenta con tu adopción los hijos de la promesa,
para que tu Iglesia vea en qué medida se ha cumplido
ya cuanto los patriarcas creyeron y esperaron.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

28. Después de la quinta lectura (la salvación que se ofrece gratuitamente a todos: Is 55, 1-11).

Dios todopoderoso y eterno,
esperanza única del mundo
que anunciaste por la voz de tus profetas
los misterios de los tiempos presentes,
atiende los deseos de tu pueblo,
porque ninguno de tus fieles puede progresar en la virtud sin la inspiración de tu gracia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

29. Después de la sexta lectura (la fuente de la sabiduría: Bar 3,9-15. 31-4, 4).

¡Oh Dios!, que sin cesar haces crecer a tu Iglesia
agregando a ella nuevos hijos:
defiende con tu constante protección a cuantos purificas en el agua del
bautismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

30. Después de la séptima lectura (el corazón nuevo y el espíritu nuevo: Ez 36, 16-28).


Oh Dios, poder inmutable y luz sin ocaso,
mira con bondad a tu Iglesia,
sacramento de la nueva alianza,
y según tus eternos designios,
lleva a término la obra de la salvación humana;
que todo el mundo experimente y vea
cómo lo abatido se levanta,
lo viejo se renueva
y vuelve a su integridad primera,
por medio de nuestro Señor Jesucristo,
de quien todo procede.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R/. Amén.

O bien:

Oh Dios, que para celebrar el misterio pascual
nos instruyes con las enseñanzas de los dos Testamentos, concédenos penetrar en los designios de tu amor, para que en los dones que hemos recibido, percibamos la esperanza de los bienes futuros.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

31. Después de la última lectura del antiguo Testamento, con su salmo responsorial y oración,
se encienden los cirios del altar, y el sacerdote entona el himno Gloria a Dios, que todos
prosiguen mientras se hacen tocar las campanas, según las costumbres de cada lugar.

32. Acabado el himno, el sacerdote dice la oración colecta, como de costumbre.

Oremos.
Dios nuestro, que iluminas esta noche santa
con la gloria de la resurrección del Señor,
aviva en tu Iglesia el espíritu filial,
para que, renovados en cuerpo y alma,
nos entreguemos plenamente a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo.


33. Seguidamente un lector proclama la lectura del Apóstol.

34. Acabada la epístola todos se levantan, y el sacerdote –o si fuera necesario un salmista–
entona solemnemente el Aleluya, que repiten todos. 
Después el salmista o cantor proclama el
salmo, y el pueblo intercala Aleluya, en cada una de sus estrofas.

35. Para el Evangelio no se llevan cirios, sino solamente incienso, si se emplea.

36. Inmediatamente después del Evangelio se hace la homilía.
Después comienza la liturgia bautismal.


Tercera parte

Liturgia bautismal

37. El sacerdote, con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si ésta se encuentra situada a
la vista de los fieles. 



Si no es así, se coloca un recipiente con agua bautismal en el presbiterio. 
Si hay catecúmenos adultos, se los llama y sus padrinos los presentan; pero si los catecúmenos
son niños, son sus padres y padrinos quienes los llevan y presentan ante toda la asamblea.
Después el sacerdote hace a los presentes una monición con estas palabras u otras parecidas.

Hermanos, acompañemos con nuestra oración a estos catecúmenos que anhelan renacer a una nueva vida en la fuente bautismal y pidamos
insistentemente todos juntos a Dios, nuestro Padre, que guíe y acompañe sus pasos hacia la fuente bautismal.

Si se bendice la fuente, pero no hay bautizandos:
Invoquemos, queridos hermanos, a Dios todopoderoso, y pidámosle que con su poder santifique esta agua, para que cuantos en ella renazcan por el bautismo sean incorporados a Cristo y contados entre los hijos de adopción.

39. Dos cantores entonan las letanías a las que todos responden, estando en pie (por razón del
tiempo pascual). 
Si la procesión hasta el bautisterio es larga, las letanías se cantan durante dicha procesión; en este caso, se llama a los catecúmenos, antes de empezar la procesión. 
Esta procesión se organiza de la siguiente manera: abre la procesión un ministro con el cirio pascual,
siguen los catecúmenos con los padrinos y, finalmente, va el sacerdote con los ministros. 
En este caso, la monición precedente se hace antes de la bendición del agua.

40. Si no hay bautizos ni bendición de la fuente, omitidas las letanías, se procede inmediatamente a la bendición del agua (número 45).


41. En las letanías se pueden añadir algunos nombres de santos, especialmente el del titular de
la iglesia, el de los patronos del lugar y el de los que van a ser bautizados.

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros.
San Miguel. Ruega por nosotros.
Santos Ángeles Rogad por nosotros.
San Juan Bautista. Ruega por nosotros.
San José. Ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo. Rogad por nosotros.
San Andrés. Ruega por nosotros.
San Juan. Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena. Ruega por nosotros.
San Esteban. Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía. Ruega por nosotros.
San Lorenzo. Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad. Rogad por nosotros.
Santa Inés. Ruega por nosotros.
San Gregorio. Ruega por nosotros.
San Agustín. Ruega por nosotros.
San Atanasio. Ruega por nosotros.
San Basilio. Ruega por nosotros.
San Martín. Ruega por nosotros.
San Benito. Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo. Rogad por nosotros.
San Francisco Javier. Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney. Rogad por nosotros.
Santa Catalina de Siena. Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús. Ruega por nosotros.
Santos y Santas de Dios. Rogad por nosotros.
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor.
De todo mal. Líbranos, Señor.
De todo pecado. Líbranos, Señor.
De la muerte eterna. Líbranos, Señor.
Por tu encarnación. Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección. Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo. Líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores. Te rogamos, óyenos.

Si hay buatizados:

Para que regeneres a estos elegidos con la gracia del bautismo. 



Te rogamos, óyenos.

Si no hay bautizos:

Para que santifiques esta agua
en la que renacerán tus nuevos hijos. 
Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo. 
Te rogamos, óyenos.

Si hay bautizandos, el sacerdote dice la siguiente oración con las manos extendidas:

Que tu eficacia,
Dios todopoderoso y eterno,
se manifieste en estos sacramentos,
obra de tu amor.
Que el espíritu de adopción
descienda sobre los nuevos hijos
que van a nacer de la fuente bautismal.
Que tu poder dé eficacia a la acción de tu ministro.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

Bendición del agua bautismal

42. Enseguida el sacerdote bendice el agua bautismal, diciendo la siguiente oración con las
manos extendidas:

Oh Dios, que realizas en tus sacramentos obras admirables
con tu poder invisible,
y de diversos modos te has servido de tu criatura el agua
para significar la gracia del bautismo.
Oh Dios, cuyo espíritu, en los orígenes del mundo,
se cernía sobre las aguas,
para que ya desde entonces
concibieran el poder de santificar.
Oh Dios, que incluso en las aguas torrenciales del diluvio
prefiguraste el nacimiento de la nueva humanidad,
de modo que una misma agua
pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad.
Oh Dios, que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rojo a los hijos de Abrahán,
para que el pueblo liberado de la esclavitud del Faraón fuera imagen de la familia de los bautizados.
Oh Dios, cuyo Hijo, al ser bautizado por Juan
en el agua del Jordán,
fue ungido por el Espíritu Santo;
colgado en la cruz vertió de su costado agua, junto con la sangre;
y después de su resurrección mandó a sus apóstoles:
"Id y haced discípulos de todos los pueblos,
bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".
Mira ahora a tu Iglesia en oración
y abre para ella la fuente del bautismo.
Que esta agua reciba, por la obra del Espíritu Santo,
la gracia de tu Unigénito,
para que el hombre,
creado a tu imagen y limpio en el bautismo,
muera al hombre viejo
y renazca, como niño, a nueva vida
por el agua y el Espíritu.
Y, metiendo, si lo cree oportuno, el cirio pascual en el agua una o tres veces, prosigue:
Te pedimos, Señor,
que el poder del Espíritu Santo,
por tu Hijo,
descienda sobre el agua de esta fuente,
y, teniendo el cirio en el agua, prosigue:
para que todos los sepultados con Cristo en su muerte,
por el bautismo,
resuciten con él a la vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

43. Seguidamente saca el cirio del agua, y el pueblo hace la siguiente aclamación u otra
semejante:

Manantiales, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

44. Cada uno de los catecúmenos hace la renuncia a Satanás y la profesión de fe y, a continuación, recibe el bautismo.
Si está presente el obispo, los catecúmenos adultos reciben inmediatamente la confirmación; en
caso contrario, el presbítero que ha administrado el bautismo puede también confirmar a los
catecúmenos adultos (Cf. Ritual de la iniciación cristiana de Adultos, nn. 228 y 362).

Bendición del agua común

45. Si no hay bautizos, ni se bendice la fuente bautismal, el sacerdote bendice el agua con la
siguiente oración:

Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga esta agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo, y pidámosle que nos renueve
interiormente, para que permanezcamos fieles al Espíritu que hemos recibido.



Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos juntas:

Señor, Dios nuestro,
escucha las oraciones de tu pueblo
que vela en esta noche santa,
en que celebramos la acción maravillosa de nuestra creación
y la maravilla aún más grande,
de nuestra redención;
dígnate bendecir X esta agua.
La creaste para hacer fecunda la tierra
y para favorecer nuestros cuerpos
con el frescor y la limpieza.
La hiciste también instrumento de
misericordia al librar a tu pueblo de la esclavitud
y apagar su sed en el desierto;
por los profetas la revelaste
como signo de la nueva alianza
que quisiste sellar con los hombres.
Y, cuando Cristo descendió a ella en el Jordán,
renovaste nuestra naturaleza pecadora.
Que esta agua, Señor, avive en nosotros
el recuerdo de nuestro bautismo
y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos,
bautizados en la Pascua.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

Renovación de las promesas del bautismo

46. Acabado el rito del bautismo (y de la confirmación), o después de la bendición del agua, si no hubo bautismos, todos, de pie y con las velas encendidas en sus manos, renuevan las
promesas del bautismo.
El sacerdote dirige a los fieles la siguiente monición u otra semejante:

Hermanos:
Por el misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo, para que vivamos una vida nueva. Por tanto, terminado el ejercicio de la Cuaresma, renovemos las promesas del santo bautismo, con las que en otro tiempo renunciamos a Satanás y a sus obras y prometimos servir fielmente a Dios, en la santa Iglesia católica.

Así, pues:

Sacerdote:
¿Renunciáis a Satanás?
Todos:
Sí, renuncio.
Sacerdote:
¿Y a todas sus obras?
Todos:
Sí, renuncio.
Sacerdote:
¿Y a todas sus seducciones?
Todos:
Sí, renuncio.

O bien:

Sacerdote:
¿Renunciáis al pecado
para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Todos:
Si, renuncio.
Sacerdote:
¿Renunciáis a todas las seducciones del mal,
para que no domine en vosotros el pecado?

Todos:
Si, renuncio.
Sacerdote:
¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado?
Todos:
Si, renuncio.

O bien:

Sacerdote:
¿Renunciáis a Satanás, esto es:
al pecado, como negación de Dios;
al mal, como signo de pecado en el mundo;
al error, como ofuscación de la verdad;
a la violencia, como contraria a la caridad;
al egoísmo, como falta de testimonio del amor?
Todos:
Si, renuncio.
Sacerdote:
¿Renunciáis a sus obras, que son:
vuestras envidias y odios;
vuestras perezas e indiferencias;
vuestras cobardías y complejos;
vuestras tristezas y desconfianzas;
vuestras injusticias y favoritismos;
vuestros materialismos y las sensualidades;
vuestras faltas fe, esperanza y caridad?
Todos:
Si, renuncio.
Sacerdote:
¿Renunciáis a todas sus seducciones, como pueden ser:
el creeros mejores;
el veros superiores;
el estar muy seguros de vosotros mismos;
el creer que ya estáis convertidos del todo;
el quedaros en las cosas, medios, instituciones,
métodos, reglamentos, y no ir a Dios?
Todos:
Si, renuncio.
Prosigue el sacerdote:
¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra?
Todos:
Si, creo.
Sacerdote:
¿Creéis en Jesucristo,
su Hijo único, nuestro Señor,
que nació de Santa María Virgen,
murió, fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?
Todos:
Sí, creo.
Sacerdote:
¿Creéis en el Espíritu Santo,
en la santa Iglesia católica,
en la comunión de los santos,
en el perdón de los pecados,
en la resurrección de la carne
y en la vida eterna?
Todos:
Sí, creo.

Y el sacerdote concluye:

Que Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo
y que nos concedió la remisión de los pecados,
nos guarde en su gracia,
en el mismo Jesucristo nuestro Señor,
para la vida eterna.
Todos:
Amén.

47. El sacerdote asperja al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan la siguiente antífona
u otro canto de índole bautismal:

Vi que manaba agua del lado derecho del templo, aleluya.
Y habrá vida dondequiera que llegue la corriente y cantarán: Aleluya, aleluya.

48. Mientras tanto los neófitos son conducidos a su lugar entre los fieles.
Si la bendición del agua bautismal se hizo en el presbiterio, los ministros llevan con dignidad el
recipiente del agua al bautisterio.
Si no hubo bendición del agua bautismal, el agua bendita se deja en lugar conveniente.

49. Acabada la aspersión, el sacerdote vuelve a la sede, omitida la profesión de fe, dirige la
oración de los fieles, en la que los neófitos participan por primera vez.


Cuarta parte

Liturgia eucarística

50. El sacerdote va al altar y comienza la liturgia eucarística, en la forma habitual.

51. Conviene que el pan y el vino sean llevados por los neófitos.

52. Oración sobre las ofrendas

Escucha, Señor, la oración de tu pueblo
y acepta sus ofrendas,
para que la nueva vida
que nace de estos sacramentos pascuales
sea, por tu gracia,
prenda de vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

53. Prefacio Pascual I

PREFACIO PASCUAL I
El misterio pascual

V/. El Señor está con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en esta noche
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Porque él es el verdadero Cordero
que quitó el pecado del mundo;
muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró la vida.
Por eso,
con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Si se usa el Canon romano, se dice Reunidos en comunión y Acepta, Señor propios de la
Pascua. 
Si se usa la plegaria eucarística II, se dice 
Acuérdate, Señor y la intercesión particular,
propios de la Pascua. 
Si se usa la plegaria eucarística III, se dice Atiende los deseos y la intercesión particular propios de la Pascua.

54. Antífona de comunión (1 Cor 5, 7-8)

Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebremos la Pascua, con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad. Aleluya.

55. Oración después de la comunión

Derrama, Señor, sobre nosotros
tu espíritu de caridad,
para que vivamos siempre unidos en tu amor
los que hemos participado
en un mismo sacramento pascual.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

56. Bendición Solemne

V/. Que os bendiga Dios todopoderoso
en esta noche solemne de Pascua,
y, que su misericordia os guarde de todo pecado.
R/. Amén.
V/. Y el que os ha redimido
por la resurrección de su Jesucristo
os enriquezca con el premio de la vida eterna.
R/. Amén.

84 Domingo de Resurrección

V/. Y a vosotros, que al terminar los días de la pasión del Señor
celebráis con gozo la fiesta de Pascua,
os conceda también alegraros,
con el gozo de la Pascua eterna.
R/. Amén.
V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo X y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R/. Amén.

57. Para despedir al pueblo, el diácono, o el mismo sacerdote, dice:

Podéis ir en paz, aleluya, aleluya.

R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.


TEXTO # 2 :
(Lecturas del día)


VIGILIA PASCUAL 
(Sábado por la noche)
Triduo Pascual.

PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno

Lectura del Libro del Génesis 1, 1-31;2, 1-2.

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. [La tierra era un caos informe;sobre la faz del
Abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó
Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz «Día»;a la tiniebla «Noche».
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero—
Y dijo Dios: Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas. E hizo
Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima
de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo—
Y dijo Dios: Que se junten las aguas de debajo del cielo
en un solo sitio,
y que aparezcan los continentes.
Y así fue.
Y llamó Dios a los continentes «Tierra».
y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: Verdee la tierra hierba verde,
que engendre semilla
y árboles frutales
que den fruto según su especie,
y que lleven semilla sobre la tierra.
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde
que engendraba semilla según su especie,
y árboles que daban fruto
y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero—
Y dijo Dios: Que existan lumbreras en la bóveda del cielo,
para separar el día de la noche,
para señalar las fiestas, los días y los años;
y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra.
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes:
la lumbrera mayor para regir el día,
la lumbrera menor para regir la noche;
y las estrellas.
Y las puso Dios en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra;
para regir el día y la noche,
para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto—
Y dijo Dios: Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra
frente a la bóveda del cielo. Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el
agua hace pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que
era bueno. Y Dios los bendijo diciendo: Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar;que
las aves se multipliquen en la tierra.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto—
Y dijo Dios:
Produzca la tierra vivientes según sus especies:
animales domésticos,
reptiles y fieras según sus especies.
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies,
los animales domésticos según sus especies
y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.]
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza;que domine los peces
del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra. Y creó Dios al
hombre a su imagen;a imagen de Dios lo creó;hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;
dominad los peces del mar,
las aves del cielo,
los vivientes que se mueven sobre la tierra.
Y dijo Dios: Mirad, os entrego todas las hierbas
que engendran semilla sobre la faz de la tierra;
y todos los árboles frutales que engendran semilla
os servirán de alimento;
y a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo,
a todos los reptiles de la tierra
—a todo ser que respira—
la hierba verde les servirá de alimento.
Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.
[—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto—
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día
séptimo todo el trabajo que había hecho;y descansó el día séptimo de todo el trabajo que
había hecho.]

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35a

V/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás;la cubriste con el manto
del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. De los manantiales sacas los ríos para que fluyan entre los montes, junto a ellos
habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda;haces
brotar hierba para los ganados y forraje para los que sirven al hombre.
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. ¡Cuántas son tus obras, Señor!, y todas las hiciste con sabiduría, la tierra está llena
de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía al Señor!
R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe

Lectura del Libro del Génesis 22, 1-18.
En aquellos días Dios puso a prueba a Abrahán llamándole:
—¡Abrahán !
El respondió:
—Aquí me tienes.
Dios le dijo:
—Toma a tu querido hijo único, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en
sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.
[Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevo consigo a dos criados y a su hijo Isaac;
cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus
criados:
—Quedaos aquí con el asno;yo con el muchacho iré hasta allá para adorar y después
volveremos con vosotros.
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego
y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre:
—Padre.
El respondió:
—Aquí estoy, hijo mío.
El muchacho dijo:
—Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el
sacrificio?
Abrahán contestó:
—Dios proveerá al cordero para el sacrificio, hijo mío.
Y siguieron caminando juntos]
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, [Abrahán levantó allí el altar y apiló
la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces]
Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo;pero el ángel del Señor le gritó desde el
cielo:
—¡Abrahán, Abrahán!
El contestó:
—Aquí me tienes.
El ángel le ordenó :
—No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios,
porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se
acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
[Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del
Señor ve».]
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:
—«Juro por mí mismo —oráculo del Señor—: por haber hecho esto, por no haberte
reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las
estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas
de ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia,
porque me has obedecido.»

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11

V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
V/. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti
V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría
perpetua a tu derecha.
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

TERCERA LECTURA DE LA MISA

Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto

Lectura del Libro del Éxodo 14, 15-15, 1.

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
—¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú,
alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en
medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los
persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de
los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a
costa del Faraón, de sus carros y de los guerreros.
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a
retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás,
poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La
nube era tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar
contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la
noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas
entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a
derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en
medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio desde la columna
de fuego y nube y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus
carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto:
—Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Dijo el Señor a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y
sus jinetes.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar;y al amanecer volvía el mar a su curso de
siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en
medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón,
que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar;las aguas les hacían
de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios
muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los
egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Ex 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18

V/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 
R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 
V/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballo y jinete ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. El es mi Dios: yo lo alabaré;el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. 
R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 
V/. El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el Mar Rojo a sus mejores capitanes. 
R/. Cantemos al Señor sublime es su victoria. 
V/. Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible;tu diestra, Señor, tritura al enemigo. 
R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 
V/. Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor;santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. 
R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria.

CUARTA LECTURA DE LA MISA

Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor

Lectura del Profeta de Isaías 54, 5-14.

El que te hizo te tomará por esposa: su nombre es el Señor de los Ejércitos.
Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada, —dice tu Dios—.
Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira
te escondí un instante mi rostro,
pero con misericordia eterna te quiero
—dice el Señor, tu redentor—.
Me sucede como en tiempo de Noé:
Juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti ni amenazarte.
Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas,
no se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza de paz vacilará —dice el Señor, que te
quiere—.
¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada!
Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus cimientos sobre zafiros;
te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda, y muralla de piedras preciosas.
Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento
en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer;y lejos del terror, que no
se acercará.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12a y 13b

V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se
rían de mí.
Sacaste mi vida del abismo, y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V/. Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante, su bondad de por vida;
al atardecer nos visita el llanto, por la mañana, el júbilo.
R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí, Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.
R/. Te ensalzaré Señor, porque me has librado.

QUINTA LECTURA DE LA MISA

Venid a mí, y viviréis;sellaré con vosotros alianza perpetua

Lectura del Profeta de Isaías 55, 1-11.

Esto dice el Señor:
Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David:
a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones;
tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel que te honra.
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos —oráculo
del Señor—.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo,
y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come;
así será mi Palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad,
y cumplirá mi encargo.

SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6

V/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
V/. El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor, el fue mi salvación.
Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
V/. Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
V/. Tañed para el Señor que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

SEXTA LECTURA DE LA MISA

Camina a la claridad del resplandor del Señor

Lectura del Profeta Baruc 3, 9-15. 32-4, 4

Escucha, Israel, mandatos de vida, presta oído para aprender prudencia.
¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra
extranjera,
que estés impuro con los muertos, que te cuenten con los del Abismo? —Es que
abandonaste la sabiduría.
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre.
Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia,
así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la paz.
¿Quién encontró su puesto o entró en sus almacenes?
El que todo lo sabe la conoce, la examina y la penetra.
El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos;
el que manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece temblando;
a los astros, que velan gozosos en sus puestos de guardia,
los llama y responden: «Presentes»;
y brillan gozosos para su Creador.
El es nuestro Dios y no hay otro frente a él:
investigó el camino del saber y se lo dio a su hijo Jacob, a su amado, Israel.
Después apareció en el mundo y vivió entre los hombres.
Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna:
los que la guardan, vivirán, los que la abandonan, morirán.
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su resplandor;
no entregues a otros tu gloria ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor!

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11

V/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
V/. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
V/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
V/. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y eternamente justos.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.
V/. Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulce que la miel
de un panal que destila.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

SÉPTIMA LECTURA DE LA MISA

Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo

Lectura del Profeta Ezequiel 36, 16-28.

Me vino esta Palabra del Señor:
Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus
acciones, como sangre inmunda fue su proceder ante mí.
Entonces derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el
país, por haberlo profanado con sus idolatrías.
Los esparcí entre las naciones,
anduvieron dispersos por los países;
según su proceder, según sus acciones los sentencié.
Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre;
decían de ellos: «Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.»
Sentí lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las
que se fue.
Por eso, di a la casa de Israel:
Esto dice el Señor:
No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por
vosotros, en las naciones a las que habéis ido.
Mostraré la santidad de mi nombre grande,
profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis profanado en medio de ellos;
y conocerán los gentiles que yo soy el Señor —oráculo del Señor—, cuando les haga
ver mi santidad al castigaros.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra
tierra.
Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras
inmundicias e idolatrías os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;arrancaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu,
Y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré
vuestro Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 41, 3. 5bcd;42, 3. 4

V/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Cuando se celebran Bautismos puede decirse también :
V/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.
R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V/. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V/. Desahogo mi alma conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo hacia la casa de
Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.
R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V/. Envía tu luz y tu verdad;que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.
R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V/. Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.
R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
También puede recitarse este otro salmo :
Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afíánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
V/. Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo
desprecias.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

EPÍSTOLA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su
muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo
fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros
andemos en una vida nueva.
Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará
también en una resurrección como la suya.
Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo,
quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la
esclavitud al pecado;porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;pues
sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más;la
muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de
una vez para siempre;y su vivir es un vivir para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo
Jesús.

SALMO

Salmo responsorial Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

V/. Aleluya, aleluya, aleluya.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya
V/. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré, para contar las hazañas del Señor.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.
V/. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, es un milagro patente.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIO DE LA MISA

Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 1-10

En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la
Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra,
pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó
encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve;los centinelas
temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
—Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado.
No, está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e
id aprisa a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de
vosotros a Galilea. Allí lo veréis.» Mirad, os lo he anunciado.
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro;impresionadas y llenas de alegría
corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
—Alegraos.
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
—No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea;allí me
verán.

Notas
Para la Vigilia Pascual se proponen nueve lecciones: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo. 
Si lo exigen las circunstancias y por causas particulares se puede disminuir el número de las lecturas asignadas. 
Ténganse al menos tres lecturas del Antiguo Testamento, y, en casos más urgentes, por lo menos dos, antes de la Epístola y el Evangelio. Nunca se omita la lectura del Éxodo sobre el paso del mar Rojo (3ra lectura).
El texto entre [ ] puede omitirse por razón de brevedad.