Sin dudas, ...¡eres Padre!!..

Sin dudas, ...¡eres Padre!!..
..y maravillosamente sorprendente, siempre eres NOVEDAD!!...SIN DUDA ERES PADRE!!...

jueves, 31 de enero de 2019

¡Bienvenido BB TRISOMIA XXI !!!...


Hola, queridos amigos,
¡siempre es un gusto compartir con cada uno de ustedes!
esta vez para compartir y reflexionar sobre una experiencia...

Pocos días antes de Navidad, me llaman por la mañana para comunicarme el nacimiento del nuevo sobrino...
la respuesta fue un grito de alegría y de sorpresa pues lo esperábamos para después de Navidad, (más exactamente para enero!!)...
al cabo de aproximadamente cinco minutos de conversación,...
su papi me dice que es down, 
obviamente después de la impresión emocional, me inspiró tal cariño que inmediatamente tenía que ir a darle la bienvenida a nuestro bello mundo!!..

Lo he conocido a las 11 hras. de nacido...
y sentí que era un regalo que Dios enviaba a la familia...




Me dije y les dije:
"sin duda alguna, es nuestra Estrella de Belén, que nos conducirá al Dios Niño, 
al Cielo"..



Siempre he considerado que Dios está en constante comunicación con sus hijos, 
y nos habla a través de las diversas circunstancias...
y a través de cada una de ellas nos plantea retos, objetivos, planes, para ayudarnos a nosotros mismos y poder ayudar a otros!!...
y también se perfectamente que cambia los planes maravillosamente,
¡pues su obra es perfecta!!...

Particularmente, siento una necesidad de trabajar por el crecimiento espiritual y la inclusión en todos los aspectos de esta maravillosa gente down, y les repito:

...Dios habla a través de los distintos acontecimientos...
y siempre nos pide más, 
porque podemos dar aún más de lo que pensamos... 

¡Ayudémoslos!...
la paz del mundo se construye con actos concretos y pequeños que tienen su influjo cósmico en la evolución de nuestra sociedad humana... 



Gracias, mil gracias a todos los matrimonios que han dicho: ¡SÍ, a la vida !!...
Les aseguro que sus esperanzas no serán defraudadas, porque simplemente: 
"Dios no defrauda nunca"!!..



¡Gracias!!... 
a todos los esposos por vuestra fidelidad,
gracias... 
por intentar caminar juntos frente a los nuevos retos de la sociedad,
gracias... 
por vuestras decisiones de proteger el don de la vida concebido en el sello del amor... 
simplemente gracias por evidenciar vuestra FE en Dios que todo lo "ordena" y "reordena" para nuestra felicidad...




I. Sugerencias :

- No olvidar, : ¡todo es estímulo!!..
- Desde pequeños fortalecer sus músculos y movimientos...
- Qué utilicen muchos juguetes didácticos...
- "Educación inclusiva" , es lo acertado.
- Es necesario sensibilizar nuestros ambientes, a la sociedad...
- La FAMILIA es la primera escuela de estimulación...
- Iniciarlos en la FE... obviamente es la 1º acción a realizar...
- ¡Y no duden en romper esquemas!!!...(una característica de la CIENCIA...es precisamente que es FALIBLE... )




II. Videos interesantes :



Derecho al voto. SPSD :




10 mitos sobre el SD. SPSD :




Un proyecto de inclusión SD :







III. Citas bíblicas, que ayudan a nuestra reflexión :

- ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Pues aunque ésas llegasen a olvidar, Yo no te olvido. 
Cfr. Isaías 49,15


IV. Sitios WEB de interés :

1. DownCiclopedia

2. Sociedad Peruana Síndrome Down


3. SINDROME DI DOWN

4. Sindrome di Down, i miti da sfatare


 
V. Experiencias y reflexiones :




1. 94,000 abortos en España. Virtud de la lealtad.
Sexto continente. Radio María. España. (audio)

2. Aborto, trisomia 21.
Santos Inocentes: El aborto, Herodes contemporáneo.
Sexto continente. Radio María. España. (audio)


VI. Pontífices :


Papa Francisco. Panamá 2019

Juan Pablo II:


¡Una nación que mata a sus propios hijos, 
es una nación sin futuro!!...
Junio 1997.

Oración por la vida


¡Oh!, María, aurora del mundo nuevo

Madre de los vivientes, 
a ti confiamos la causa de la vida;
mira Madre el número inmenso de niños 
a quienes se les impide nacer,
de pobres a quienes se les hace difícil vivir,
de hombres y mujeres 
víctimas de violencia inhumana,
de anciano y enfermos 
muertos a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo,
sepan anunciar con firmeza y amor 
a los hombres de nuestro tiempo, 
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo 
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud 
durante toda su existencia,
y la valentía de testimoniarlo 
con solícita constancia,
para construir junto con todos los hombres 
de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida. 
Amén.
San Juan Pablo II




VII. Desde la ética y la FE : Reflexiones





HMTELEVISIÓN :

Humanae Vitae: vías ilícitas y sus consecuencias 8/12 :






Pd : ¡Gracias hermoso BB!! ...
por la hermosa oportunidad que me has brindado...
de poder ayudar a otros!!...
¡Estamos en contacto siempre !!...

domingo, 13 de enero de 2019

LAS JMJ DE LOS PAPAS !!!...




EL CAMINO DE LAS JORNADAS MUNDIALES DE LA JUVENTUD



1984 Roma: Plaza de San Pedro, Domingo de Ramos (15 de abril de 1984
 
 Himno

Clausura del Jubileo de los jóvenes en Roma con motivo del Año santo de la Redención

El Papa entrega la Cruz a los jóvenes (22 de abril de 1984)



1985 Roma: Plaza de San Pedro, Domingo de Ramos (31 marzo)


Encuentro mundial de jóvenes con motivo del Año Internacional de la Juventud.

El Papa dedica una Carta Apostólica a los jóvenes y a las jóvenes del mundo (31 de marzo de 1985) y después anuncia la institución de la Jornada Mundial de la Juventud (20 de diciembre de 1985)



1º. 1986 I Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza» (1Pt 3,15)

23 de marzo - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos
 

 Homilía
 Ángelus

2º.1987 II Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene» (1Jn4,16)
Mensaje
Himno
 Logo :

                    

Ángelus
Discurso
Homilía 
Celebración (internacional) - Buenos Aires, Argentina (11-12 abril)
Viaje apostólico a Uruguay, Chile y Argentina (31 de marzo-12 de abril de 1987) 




3º 1988 III Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (27 de marzo de 1998)
 Ángelus   
Homilía 


4º. 1989 IV Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6)

Celebración (internacional) - Santiago de Compostela, España (15-20 agosto
 Homilía
Ángelus 
Himno
Logo :



Santiago de Compostela y Asturias (España) 19-21 de agosto de 1989


5º. 1990 V Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos» (Jn 15,5)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (8 de abril de 1990)
 
Ángelus
Homilía

6º. 1991 VI Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Habéis recibido un espíritu de hijos» (Rm 8,15)
Mensaje 

24 de marzo - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos


Ángelus
Himno 
 Logo :


Celebración (internacional) - Czestochowa, Polonia (10-15 agosto)
Viaje Apostólico a Polonia y Hungría (13-20 de agosto de 1991)



7º. 1992 VII Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio» (Mc 16,15)

Mensaje 

12 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Ángelus
Homilía 
Discurso

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (12 de abril de 1992)



8º. 1993 VIII Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn10,10)
Mensaje

4 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos


Angelus
Homilía
Himno 
Logo :


Celebración (internacional) - Denver, USA (10-15 agosto)
Viaje apostólico a Jamaica, México y Denver (8-16 de agosto de 1993)



9º 1994-1995 IX-X Jornada Mundial de la Juventud.
Tema: «Como el Padre me envió, también yo os envío»(Jn 20,21)

IX Jornada Mundial de la Juventud

Mensaje 
Himno
Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (27 de marzo de 1994)
Discurso
Homilía 
Ángelus
Logo :


10º X Jornada Mundial de la Juventud

Celebración (internacional) - Manila, Filipinas (10-15 enero 1995)

 Discurso
Homilía
Ángelus 


11º 1996 XI Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6,68)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (31 de marzo de 1996)

 Discurso
Homilía
Ángelus 


12º. 1997 XII Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «Maestro ¿dónde vives? Venid y veréis» (Jn 1,38-39)

Mensaje
Himno 

23 de marzo - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Discurso
Homilía
Logo :


Celebración (internacional)
(19-42 agosto. París . Francia


13º 1998 XIII Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «El Espíritu Santo os lo enseñará todo» (Jn 14,26)

Mensaje

 5 de abril - Roma 
Celebración diocesana
Domingo de Ramos
Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (5 de abril de 1998)

Discurso
Homilía
Ángelus 


14º 1999 XIV Jornada Mundial de la Juventud
Tema: «El Padre os ama» (Jn 16,27)
Mensaje

28 de marzo - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Ángelus




15º. 2000 XV Jornada Mundial de la Juventud - Jubileo de los Jóvenes

Tema: «La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros» (Jn 1,14)
Mensaje
Himno

16 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos


Logo :



Celebración (internacional) - Roma (15-20 agosto)
FIESTA DE ACOGIDA DE LOS JÓVENES EN SAN JUAN DE LETRÁN

FIESTA DE ACOGIDA DE LOS JÓVENES EN LA PLAZA DE SAN PEDRO

VII FORO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

VIGILIA DE ORACIÓN EN TOR VERGATA

Homilía

Ángelus

Galería fotográfica

JMJ 2000

Jubileo de los jóvenes




16º. 2001 XVI Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lc 9,23)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (8 de abril de 2001)
Mensaje 

8 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos





17º. 2002 XVII Jornada Mundial de la Juventud

Tema: «Vosotros sois la sal de la tierra...Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13-14)
Mensaje
Himno 

24 de marzo - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Logo :

Viaje Apostólico a Toronto, Ciudad de Guatemala y Ciudad de México (23 de julio - 2 de agosto de 2002)




18º. 2003 XVIII Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "Ahí tienes a tu madre" (Jn 19,27)
Mensaje

13 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos




19º. 2004 XIX Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "Queremos ver a Jesús" (Jn 12,21)
Mensaje

4 de abril - Roma
Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Ángelus





20º. 2005 XX Jornada Mundial de la Juventud
          Tema: "Hemos venido a adorarle" (Mt 2,2)
Presentación
Presentación del misal
Mensaje
Programa


Logo :



CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA DE APERTURA DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD HOMILÍA DEL CARD. JOACHIM MEISNER, ARZOBISPO DE COLONIA
Discursos del Santo Padre
Fotos
Videos
El logotipo oficial
Jornada Mundial de la Juventud: De Toronto a Colonia
La peregrinación de la Cruz de los Jóvenes (1984-2014)



21º. 2006 XXI Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero» (Sal 119, 105)

Mensaje
RESPUESTAS DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI A LOS JÓVENES
Homilía
Ángelus 






22º. 2007 XXII Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros»(Jn 13,34)
Mensaje


1 de abril - Roma Celebración diocesana
Domingo de Ramos

Liturgia penitencial



23º. 2008 XXIII Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos» (Hch 1,8)

Celebración (internacional) - Sydney (15-20 de julio de 2008)
 Mensaje

Audiencia General. 04 julio


24º. 2009 XXIV Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios vivo»
(1Tm 4, 10)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (5 de abril de 2009)
Mensaje
Homilía
Ángelus (italiano)


25º. 2010 XXV Jornada Mundial de la Juventud

Tema: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» (Mc 10, 17)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (28 de marzo de 2010)
Mensaje
Homilía
Ángelus


26º. 2011 XXVI Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe»
(cfr. Col 2, 7)

Celebración (internacional) - Madrid, España (16-21 de agosto de 2011)
Mensaje
Homilía
Ángelus

27º. 2012 XXVII Jornada Mundial de la Juventud


Tema: «¡Alegraos siempre en el Señor!»
(cf. Flp 4,4)

Celebración (diocesana) - Domingo de Ramos (1 de abril de 2012)
Mensaje
Homilía
Ángelus 


 
28º. 2013 XXVIII Jornada Mundial de la Juventud

Tema: «Id y haced discípulos a todos los pueblos»
(cf. Mt 28,19)

Mensaje
Celebración (internacional) - Rio de Janeiro, Brasil (22-29 de julio de 2013)
 D E C R E T O DE LA PENITENCIARÍA APOSTÓLICA con el que se conceden indulgencias especiales con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud

CERIMONIA DI PRESENTAZIONE DELLA MEDAGLIA COMMEMORATIVA DEL VIAGGIO APOSTOLICO DEL SANTO PADRE FRANCESCO A RIO DE JANEIRO IN OCCASIONE DELLA 28ª GIORNATA MONDIALE DELLA GIOVENTÙ 

Celebración diocesana 
Homilía
Ángelus

Celebración internacional
Viaje Apostólico a Río de Janeiro (Brasil) con ocasión de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (22-29 julio 2013)


Foto galería



29º. 2014 XXIX Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mt 5,3)

Celebración (diocesana)
Mensaje


30º. 2015 XXX Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mt5,8)

Celebración (diocesana)
  
Mensaje


31º. 2016 XXXI Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5,7)

Celebración (internacional) - Cracovia, Polonia (26-31 de julio de 2016)
Mensaje


32º. 2017 XXXII Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "El Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mí" (Lc 1,49)

Celebración (diocesana)
Mensaje 

33º. 2018 XXXI Jornada Mundial de la Juventud

Tema: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios" (Lc 1,30)

Celebración (diocesana)
Mensaje 

34º. 2018 XXXI Jornada Mundial de la Juventud
Tema: "He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38)

Celebración (internacional) - Panama (22-27 de enero de 2019)














FUENTE BIBLIOGRÁFICA :

jueves, 10 de enero de 2019

¡Los santos de la JMJ PANAMÁ 2019!!...



¡Hola!..queridos amigos...

Cada tres años la Iglesia celebra un encuentro mundial de jóvenes. Esta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), fue convocada por nuestro entrañable y amadísimo Juan Pablo II.




Con el objetivo de que los jóvenes de todo el mundo puedan compartir el don de la FE y fortalecer los lazos de amistad en el mundo.

Cada JMJ está motivada por un leit motiv, este año es : 


"HE AQUÍ LA SIERVA DEL SEÑOR, 
HÁGASE EN MÍ 
SEGÚN SU PALABRA" 
(Lc 1,38)



¿ Y por qué la JMJ tiene santos patrones?

Precisamente como fuente de inspiración para todos los participantes, los santos no fueron personas perfectas... sino que eligieron radicalmente elegir a Dios y esta elección precisamente fue la que dio un giro a sus vidas de 360º...e hicieron lo que hicieron ya que fueron dóciles al santo Espíritu de Dios.


Y lo mismo cada JMJ tiene un himno oficial que lo caracteriza :
Himno oficial de la JMJ Panamá 2019 :







A continuación les dejo las biografías de estos grandes de la Fe.
Que cada una de sus vidas sean siempre fuente de inspiración para ser cada día un poquito mejor,
para ir por el mundo "felices" y "audaces en el ser cristianos",
elegir la verdad, bajo todo aspecto,
de ser seguidores de Cristo,
de amar nuestra Iglesia,
pero sobre todo hacerla crecer y defenderla con nuestra "COHERENCIA DE VIDA" !!...

A continuación hago una síntesis de los retos de estas grandes antorchas de la FE, 
que gracias a su "SÏ" a Dios...
¡iluminaron e iluminan nuestros caminos hacia el Cielo!!!...


I. 
SAN JUAN BOSCO
Sacerdote diocesano. 
Italia. (1815 - + 1888)
Posteriormente funda la congregación salesiana.



Retos :

  • Él afrontó las consecuencias de los grandes cambios de la revolución industrial, en una Italia devastada por el desempleo y la hambruna como consecuencias de los grandes cambios sociales que atravesaba Europa. Una Italia que iniciaba un fuerte proceso migratorio hacia América en busca de un medio de vida digno.
  • Su infancia es difícil, quería estudiar pero tenía que trabajar en el campo para colaborar con la familia.
  • Ingresa al seminario con dificultad por no contar con los medios económicos suficientes.
  • Descubre la necesidad de los jóvenes que no tienen recursos económicos, no tienen familia, no tienen un empleo digno para sustentar sus vidas, jóvenes en riesgo social y delincuentes. Crea así, los famosos oratorios, en los cuales los alberga, les enseña un oficio y les brinda "CARIÑO".
  • Inicialmente no contaba con medios económicos para sus obras y todo lo deja en manos de la DIVINA PROVIDENCIA y de María Auxiliadora...y es entonces cuando puede ver los grandes milagros que Dios le concede.
  • Inicia la contrucción del Templo dedicado a María Auxiliadora sin dinero contante y sonante..y todo se va desenvolviendo para bien con la maravillosa providencia de Dios.


Films :

1. Don Bosco. 1935.
2. San Juan Bosco.
3. El muchacho del sueño.
4. Mamá Margarita.

Material :
Documentos. San Juan Bosco


II. 
BEATA SOR MARIA ROMERO MENESES. fma.
Religiosa. (fma. Hijas de María Auxiliadora).
Nicaragua. (1924 - + 1977).



Retos :

  • Ella afrontó el reto de vivir  casi los últimos 46 años de su vida en Costa Rica.
  • Allí genera toda una gran obra social a favor de los jóvenes más necesitados, como casas de acogidas, institutos de formación profesional, centros de salud.
  • Acepta el reto de ayudar a los inmigrantes nicaragüenses en ese país que atravesaban grandes problemas sociales.


Films :
1. Cerca del cielo.  (documental)


Material :
Documentos. Beata sor María Romero Meneses.

III. 
MONS. OSCAR ROMERO
Sacerdote diocesano. 
Obispo de El Salvador, capital.
Mártir de la dictadura militar.
El Salvador. (1917 - +1980).




Retos :

  • Él afrontó el reto de la presión de la dictadura militar de su país que favorecía la minoría oligárquica y explotaba a las grandes mayorías de la población.
  • Experimenta la muerte de un gran amigo sacerdote, perseguido y torturado por la fuerza de represión.
  • Decide hablar en nombre de su pueblo y defenderlo ante la enajenación que se venía cometiendo en plena impunidad del gobierno.
  • Pide abiertamente en sus mensajes y homilías que las autoridades detengan tales atropellos a los derechos humanos de los ciudadanos, por lo cuál "resulta incómodo"...y es asesinado celebrando la santa misa en el hospital donde estaba alojado.



Films :
1. Romero.


Material :
Documentos. San Oscar Romero



IV. 
JUAN PABLO II
Sacerdote diocesano.
Polonia. (1920) - Ciudad del Vaticano (+2005).
Pontífice 1978 - 2005.




Retos :


  • Él afrontó desde su infancia el "dolor".
  • Experimenta el dolor de perder a su madre y a su único hermano.
  • Conoce la persecución nazi a los judíos a través de la vida de sus propios compañeros de estudios, los ve protegerse, crear resistencia...los ve morir...
  • Pierde a su padre, en tiempos de la posesión nazi en Polonia.
  • Experimenta el duro trabajo de las cánteras...y es precisamente aquí..en sus momentos de descanso que profundiza en la lectura del Tratado de la verdadera devoción a María Santísima, que impregnará posteriormente toda su vida.
  • Lucha y afronta la posesión comunista de su país y realiza su formación sacerdotal en el silencio de la persecución roja a la Iglesia polaca.
  • El dolor que experimenta en su vida lo lanza a los brazos de la Madre de Dios y es así que ya desde su consagración sacerdotal María es la Estrella que ilumina su camino y lanza su famosísimo : "TOTUS TUUS" ... inspirado en el gran amante de María: Luis María Grignon de Montfort... manteniendo este grito mariano a través de su consagración episcopal, arzobispal y pontifical.
  • Ya de pontífice, experimenta el dolor de los atentados contra su vida : Roma y Fátima. Perdonando a sus agresores.
  • Lucha contra los pecados internos de la Iglesia y alza su voz en contra de las enajenaciones, explotaciones y asesinatos de los distintos pueblos del mundo, viajando a zonas de conflícto.
  • Experimenta el dolor de la enfermedad y la disminución de las fuerzas físicas, falleciendo a pocas horas de su última y memorable aparición ante el pueblo de Dios en la Plaza de san Pedro.


Films :
1. Karol, el hombre que se convirtió en Papa.
2. Karol, un uomo diventato Papa.
3. Karol, el Papa, el hombre.

Material :
Documentos. San Juan Pablo II

BLOG ABBA PATER :
La fuerza arrolladora de la santidad.




V. 
JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO
Laico. (pre adolescente)
Mártir de la guerra de los cristeros.
México. (1913 - +1928).




Retos :

  • Él afrontó la represión de le Fe en su país, la persecución abierta a la Iglesia de Dios por parte de las autoridades.
  • Fue testigo del martirio de cristianos, laicos y consagrados por defender su FE.
  • aceptó el martirio en su tierna edad de preadolescente por amor a Dios, gritando : ¡VIVA CRISTO REY!!...



Films :
1. José Sánchez del Río. ¡Viva Cristo Rey!



Material :
Documentos. José Sánchez del Río.


VI. 
SAN JUAN DIEGO
Laico. 
Vidente de nuestra Señora de Guadalupe.
México. (aprox. 1574 - + 1548)




Retos :

  • Él afrontó el esquema colonialista de la época : pleno virreynato con sus grandes bondades y grandes injusticias.
  • Aceptó el don de la FE y por su docilidad Dios le concede ver a su Madre, la siempre Virgen María.
  • La misión que le otorga la Madre de Dios, no la puede realizar, y como él mismo se lo dice: "que elija a otro más importante que él, para que el obispo lo pueda escuchar". Experimenta el rechazo de las autoridades.
  • Vive la unidad familiar y conoce el dolor de la enfermedad a través de su tío.
  • Vence sus miedos y se dirige a las autoridades eclesiales confiando plenamente en el signo concedido por la Señora del Cielo.
  • Es consecuente, con la experiencia concedida por Dios y se dedica a lo largo de su vida al culto y alabanza de su Dios y Señor.


Films :
1. La Virgen morena.
2. Las rosas del milagro. Virgen de Guadalupe.
3. La aparición de la Virgen de Guadalupe.
4. La Virgen de Guadalupe.
5. Guadalupe.
6. Nuestra Señora de Guadalupe. (dibujos animados).
7. El gran acontecimiento : Nican Mopohua. (caricaturas)
8.La Madonna degli Indios.


Material :
Documentos. Guadalupe. 1531.

BLOG ABBA PATER :
"¿Acaso no estoy Yo aquí que soy tu Madre?"




VII. 
SANTA ROSA DE LIMA
Laica consagrada.
Perú. (1586 - +1617).





Retos :

  • Ella sigue fehacientemente el don de la consagración a Dios en su vida.
  • Experimenta las seducciones del mundo pero sabe que Dios tiene siempre la prioridad en su vida.
  • Acepta la lucha de la vanidad vs autenticidad, no le es fácil, pero una vez que Dios reina en ella inicia su labor apostólica en bien de los hermanos.
  • Se dedica a la catequesis y a obras de caridad por doquier.


Films :
1. Rosa de América. 1946.
2. Rosa de Lima.
3. Santa Rosa de Lima.  (dibujos animados)
4. Rosa de santa María.  (trailer)
5. Rosa mística. (trailer)

Material :
Documentos. Santa Rosa de Lima




VIII. 
SAN MARTÍN DE PORRES
Religioso. Hermano lego. 
Orden de los predicadores.
Perú. (1579 - +1639).




Retos :

  • Él afrontó las humillaciones de la segregación racial. No fue aceptado en el instituto como hermano debido a que era de raza negra. Fue aceptado como hermano lego (para realizar tareas menores, serviles).
  • Desde pequeño buscó favorecer a los más indigentes de la època colonial que le tocó vivir junto a las grandes injusticias sociales.
  • Es hijo de padres extranjeros (no peruanos) en aquél entonces el Virreynato abarcaba muchos países de América, (su madre de Panamá, negra liberta y su padre español).
  • Resiste por el don de la FE a muchas humillaciones y burlas por el color de su piel.
  • Resulta para nuestros días un gran ejemplo de inserción social, ya que, se limita a cumplir sus funciones en el convento y a generar obras de caridad en bien de las personas más indigentes de la sociedad de aquél entonces : indígenas y esclavos.
  • Es un gran catequista que evangeliza a través de la concreción de sus obras.


Films :
1. Un mulato llamado "Martín".
2. Fray Martín de Porres.
3. San Martín de Porres. (trailer)

Material :
Documentos. San Martín de Porres


NOTA :

A continuación les dejo los siguientes links sobre el hermoso mundo de evangelización de la JMJ..

¡Que lo disfruten!!..

que aprendan mucho y puedan cuidar a las jóvenes generaciones... 
y sobre todo, ser las generaciones que fortalezcan la "Barca de Pedro" !!...



Estoy segura, en Dios...
¡que así será!!!..
Protejan los grupos más vulnerables de nuestra preciosa "aldea global"...



A las jóvenes generaciones..
solo decirles que les queremos,
les protegemos,
y esperamos mucho de ustedes...


y también muy orgullosos por...
ser lo que ya ahora son!!..
"¡profetas y profetas audaces!!.."



Este post va dedicado a cada uno de ustedes...
me despido,
Dios bendiga cada una de sus vidas...
fortalezcan vuestra FE...
y a su vez protejan a las semillas de las nuevas generaciones!!...



¡Que cada una de sus vidas sea digna del CIELO!!..

LINKS JMJ :







Leit motiv de las JMJ desde 1984 :

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Papa Francesco, la conferenza stampa sul volo di ritorno da Panama



Textos de los mensajes del Santo Padre en la JMJ Panamá 2019 :


Viaje apostólico a Panamá: Saludo del Santo Padre a los periodistas durante el vuelo de ida


VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO
A PANAMÁ CON OCASIÓN DE LA
XXXIV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
(23-28 DE ENERO DE 2019)


SALUDO DEL SANTO PADRE A LOS PERIODISTAS
DURANTE EL VUELO A PANAMÁ

Miércoles, 23 de enero de 2019

Mons. Mauricio Rueda

Buenos días.

Me complace presentaros al nuevo portavoz ad interim de la Santa Sede, el Dr. Alessandro Gisotti. Estoy seguro que muchos de vosotros ya lo conocen. Así, en este primer viaje suyo como portavoz, le damos la bienvenida.

Alessandro Gisotti:

Santo Padre, buenos días. Aquí estamos, para esta ocasión. Buenos días a todos vosotros y buenos días a los colegas de Panamá que viajan con nosotros (en español) .Se atraviesa de nuevo el Atlántico, Santo Padre, como en su primer viaje internacional para una Jornada Mundial de la Juventud. ¡Y la juventud del Papa la espera a Panamá, (en español) la juventud del mundo! Santo Padre ...

Papa Francisco:

¡Buenos días! Es un placer estar aquí con vosotros. Muchas gracias por haber venido y quiero también agradeceros de antemano el trabajo que haréis.El de hoy es el primer vuelo [se refiere a sus viajes internacional] en el que falta un colega vuestro al que yo quería mucho tanto: Alexej Bukalov, de Tass. Un hombre de un gran humanismo, ese humanismo que no le teme a lo humano, hasta en su grado más bajo, y que no le teme a lo divino, hasta lo más alto. Un hombre que era capaz de hacer síntesis al estilo de Dostoyevski...

Estoy seguro de que todos le echaremos de menos. Y ahora os invito a un momento de silencio y luego a una oración por él. Padre nuestro ... Requiem aeternam ...

Y ahora, os saludaré para comenzar este viaje.

ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, EL CUERPO DIPLOMÁTICO Y REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD



VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO
A PANAMÁ CON OCASIÓN DE LA
XXXIV JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
(23-28 DE ENERO DE 2019)


ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, EL CUERPO DIPLOMÁTICO
Y REPRESENTANTES DE LA SOCIEDAD

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Palacio Bolívar – Ministerio de Relaciones Exteriores
Jueves, 24 de enero de 2019


Señor Presidente,
Señora Vicepresidente,
Distinguidas autoridades,
Señoras y señores:

Le agradezco señor Presidente sus palabras de bienvenida y su amable invitación a visitar esta nación. En su persona quiero saludar y agradecer a todo el pueblo panameño que, desde Darién hasta Chiriquí y Bocas del Toro, han realizado un esfuerzo invalorable para acoger a tantos jóvenes provenientes de todas partes del mundo. Gracias por abrirnos las puertas de la casa.

Comienzo mi peregrinación en este histórico recinto donde Simón Bolívar – como lo acaba de recordar el señor Presidente - afirmó que «si el mundo hubiese de elegir su capital, el istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino», y convocó a los líderes de su tiempo para forjar el sueño de la unificación de la Patria Grande. Convocatoria que nos ayuda a comprender que nuestros pueblos son capaces de crear, forjar y, sobre todo, soñar una patria grande que sepa y pueda albergar, respetar y abrazar la riqueza multicultural de cada pueblo y cultura. Siguiendo esta inspiración podemos contemplar a Panamá como tierra de convocatoria y como tierra de sueños.

1. Panamá es tierra de convocatoria

Así lo transparentó el Congreso Anfictiónico, y así también lo transparenta hoy el desembarco de miles de jóvenes que traen consigo el deseo y las ganas de encontrarse y celebrar.

Vuestro País, por su privilegiada ubicación, se vuelve un enclave estratégico no solo para la región sino para el mundo entero. Puente entre océanos y tierra natural de encuentros, Panamá, el país más angosto de todo el continente americano, es símbolo de la sustentabilidad que nace de la capacidad de crear vínculos y alianzas. Esta capacidad configura el corazón del pueblo panameño.

Cada uno de ustedes ocupa un lugar especial en la construcción de la nación y está llamado a velar para que esta tierra pueda cumplir su vocación de ser tierra de convocatorias y encuentros; esto implica la decisión, el compromiso y el trabajo cotidiano para que todos los habitantes de este suelo tengan la oportunidad de sentirse actores de su destino, del de sus familias y de la nación toda. Es imposible pensar el futuro de una sociedad sin la participación activa ―y no solo nominal― de cada uno de sus miembros, de tal modo que la dignidad se vea reconocida y garantizada en el acceso a la educación de calidad y en la promoción de trabajos dignos. Ambas realidades tienen la fuerza de ayudar a reconocer y valorar la genialidad y el dinamismo creador de este pueblo y a su vez, son el mejor antídoto ante cualquier tipo de tutelaje que pretenda recortar la libertad y someta o saltee la dignidad ciudadana, especialmente la de los más pobres.

La genialidad de estas tierras está marcada por la riqueza de sus pueblos originarios: bribri, buglé, emberá, kuna, nasoteribe, ngäbe y waunana, que tanto tienen que decir y recordar desde su cultura y visión del mundo: a ellos mi saludo, mi reconocimiento. Y no deja de ser un signo esperanzador el hecho de que esta Jornada Mundial de la Juventud haya comenzado una semana atrás con la Jornada de los jóvenes de los pueblos indígenas y la Jornada de los jóvenes de descendencia africana. Los saludo desde aquí y les agradezco que hayan dado este primer paso de esta Jornada Mundial de la Juventud. Ser tierra de convocatorias supone celebrar, reconocer y escuchar lo específico de cada uno de estos pueblos y de todos los hombres y mujeres que conforman el rostro panameño y animarse a entretejer un futuro esperanzador, porque solo se es capaz de defender el bien común por encima de los intereses de unos pocos o para unos pocos cuando existe la firme decisión de compartir con justicia los propios bienes.

Las nuevas generaciones, desde su alegría y entusiasmo, desde su libertad, sensibilidad y capacidad crítica reclaman de los adultos, pero especialmente de todos aquellos que tienen una función de liderazgo en la vida pública, llevar una vida conforme a la dignidad y autoridad que revisten y que les ha sido confiada. Es una invitación a vivir con austeridad y transparencia, en la responsabilidad concreta por los demás y por el mundo; una invitación a llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción. Ellos reclaman un compromiso, en el que todos ―comenzando por quienes nos llamamos cristianos― tengamos la osadía de construir «una política auténticamente humana» (Const. past. Gaudium et spes, 73) que ponga a la persona en el centro como corazón de todo; lo cual impulsa a crear una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población toda, como reza esa hermosa oración que ustedes tienen por la patria: «Danos el pan de cada día: que lo podamos comer en casa propia y en salud digna de seres humanos».

2. Además de tierra de convocatoria, Panamá es tierra de sueños

En estos días Panamá no solo será recordada como centro regional o punto estratégico para el comercio o el tránsito de personas; se convertirá en un “hub” de la esperanza. Punto de encuentro donde jóvenes provenientes de los cinco continentes, cargados de sueños y esperanzas, celebrarán, se encontrarán, rezarán y reavivarán el deseo y su compromiso por crear un mundo más humano. Así desafiarán las miopes miradas cortoplacistas que, seducidas por la resignación, por la avidez, o presas del paradigma tecnocrático, creen que el único camino posible se transita en el «juego de la competitividad, [de la especulación] y de la ley del más fuerte donde el poderoso se come al más débil» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 53), cerrando el mañana a una nueva imaginación de la humanidad. Al hospedar los sueños de estos jóvenes, hoy Panamá se vuelve tierra de sueños que desafía tantas certezas de nuestro tiempo y genera horizontes vitales que señalan una nueva espesura al caminar con una nueva mirada respetuosa y llena de compasión por los otros. Durante este tiempo seremos testigos de la apertura de nuevos canales de comunicación y de entendimiento, de solidaridad, de creatividad y ayuda mutua; canales de medida humana que impulsen el compromiso, rompan el anonimato y el aislamiento en vistas a una nueva manera de construir la historia.

Otro mundo es posible, lo sabemos y los jóvenes nos invitan a involucrarnos en su construcción para que los sueños no queden en algo efímero o etéreo, para que impulsen un pacto social en el que todos puedan tener la oportunidad de soñar un mañana: el derecho al futuro también es un derecho humano.

En este horizonte parecieran tomar cuerpo las palabras de Ricardo Miró que, al cantarle al terruño de sus amores, decía: «Porque viéndote, Patria, se dijera /que te formó la voluntad divina/ para que bajo el sol que te ilumina /se uniera en ti la Humanidad entera» (Patria de mis amores).

Les renuevo mi agradecimiento por todo lo que han hecho especialmente usted, señor Presidente - para que este encuentro sea posible y expreso a usted, nuevamente señor Presidente, a todos los aquí presentes, y a quienes siguen por los medios de comunicación, mis mejores deseos de un renovada esperanza y alegría en el servicio al bien común.

Que Santa María la Antigua bendiga y proteja a Panamá


Viaje apostólico a Panamá: Encuentro con los obispos centroamericanos



ENCUENTRO CON LOS OBISPOS CENTROAMERICANOS (SEDAC)

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Iglesia de San Francisco de Asís
Jueves, 24 de enero de 2019

Queridos hermanos:

Gracias Mons. José Luis Escobar Alas, arzobispo de San Salvador, por las palabras de bienvenida que me dirigió en nombre de todos, entre los cuales aquí presentes encuentroun amigo de travesuras juveniles, es muy lindo eso. Me alegra poder encontrarlos y compartir de manera más familiar y directa sus anhelos, proyectos e ilusiones de pastores a quienes el Señor confió el cuidado del pueblo santo. Gracias por la fraterna acogida.

Poder encontrarme con ustedes es también “regalarme” la oportunidad de poder abrazar y sentirme más cerca de vuestros pueblos, poder hacer míos sus anhelos, también sus desánimos y, sobre todo, esa fe “corajuda” que sabe alentar la esperanza y agilizar la caridad. Gracias por permitirme acercarme a esa fe probada pero sencilla del rostro pobre de vuestra gente que sabe que «Dios está presente, no duerme, está activo, observa y ayuda» (S. Óscar Romero, Homilía, 16 diciembre 1979).

Este encuentro nos recuerda un evento eclesial de gran relevancia. Los pastores de esta región fueron los primeros que crearon en América un organismo de comunión y participación que ha dado —y sigue dando todavía— abundantes frutos. Me refiero al Secretariado Episcopal de América Central, el SEDAC. Un espacio de comunión, de discernimiento y de compromiso que nutre, revitaliza y enriquece vuestras Iglesias. Pastores que supieron adelantarse y dar un signo que, lejos de ser un elemento solamente programático, indicó cómo el futuro de América Central —y de cualquier región en el mundo— pasa necesariamente por la lucidez y capacidad que se tenga para ampliar la mirada, unir esfuerzos en un trabajo paciente y generoso de escucha, comprensión, dedicación y entrega, y poder así discernir los horizontes nuevos a los que el Espíritu nos está llevando[1] (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 235).

En estos 75 años desde su fundación, el SEDAC se ha esforzado por compartir las alegrías, las tristezas, las luchas y las esperanzas de los pueblos de Centroamérica, cuya historia se entrelazó y forjó con la historia de vuestra gente. Muchos hombres y mujeres, sacerdotes, consagrados, consagradas y laicos, han ofrecido su vida hasta derramar su sangre por mantener viva la voz profética de la Iglesia frente a la injusticia, el empobrecimiento de tantas personas y el abuso de poder. Recuerdo que, siendo un cura joven, el apellido de algunos de ustedes era mala palabra, y la constancia de ustedes mostró el camino, gracias. Ellos nos recuerdan que «quien de verdad quiera dar gloria a Dios con su vida, quien realmente anhele santificarse para que su existencia glorifique al Santo, está llamado a obsesionarse, desgastarse y cansarse intentando vivir las obras de misericordia» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 107). Y esto, no como limosna sino como vocación.

Entre esos frutos proféticos de la Iglesia en Centroamérica me alegra destacar la figura de san Óscar Romero, a quien tuve el privilegio de canonizar recientemente en el contexto del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes. Su vida y enseñanza son fuente de inspiración para nuestras Iglesias y, de modo particular, para nosotros obispos, él también fue mala palabra, sospechado, excomulgado en los cuchicheos privados de tantos obispos.

El lema que escogió para su escudo episcopal y que preside su lápida expresa de manera clara su principio inspirador y lo que fue su vida de pastor: “Sentir con la Iglesia”. Brújula que marcó su vida en fidelidad, incluso en los momentos más turbulentos.

Este es un legado que puede transformarse en testimonio activo y vivificante para nosotros, también llamados a la entrega martirial en el servicio cotidiano de nuestros pueblos, y en este legado me gustaría basarme para esta reflexión, sentir con la Iglesia. La reflexión que quiero compartir con ustedes bajo la figura de Romero. Sé que entre nosotros hay personas que lo conocieron de primera mano —como el cardenal Rosa Chávez, de quien el cardenal Quarracino me dijo que era candidato al premio Nobel de fidelidad— así que, Eminencia, si considera que me equivoco con alguna apreciación me puede corregir, no hay problema. Apelar a la figura de Romero es apelar a la santidad y al carácter profético que vive en el ADN de vuestras Iglesias particulares.

Sentir con la Iglesia

1. Reconocimiento y gratitud

Cuando san Ignacio propone las reglas para sentir con la Iglesia —perdonen la publicidad— busca ayudar al ejercitante a superar cualquier tipo de falsas dicotomías o antagonismos que reduzcan la vida del Espíritu a la habitual tentación de acomodar la Palabra de Dios al propio interés. Así posibilita al ejercitante la gracia de sentirse y saberse parte de un cuerpo apostólico más grande que él mismo y, a la vez, con la consciencia real de sus fuerzas y posibilidades: ni débil, ni selectivo o temerario. Sentirse parte de un todo, que será siempre más que la suma de las partes (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 235) y que está hermanado por una Presencia que siempre lo va a superar (cf. Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 8).

De ahí que me gustaría centrar este primer Sentir con la Iglesia, de la mano de san Óscar, como acción de gracias, o sea gratitud por tanto bien recibido, no merecido. Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien lo había engendrado en la fe. Sin este amor de entrañas será muy difícil comprender su historia y su conversión, ya que fue este único amor el que lo guio hasta la entrega martirial; ese amor que nace de acoger un don totalmente gratuito, que no nos pertenece y que nos libera de toda pretensión y tentación de creernos sus propietarios o únicos intérpretes. No hemos inventado la Iglesia, ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros. Tal actitud, lejos de abandonarnos a la desidia, despierta una insondable e inimaginable gratitud que lo nutre todo. El martirio no es sinónimo de pusilanimidad o de la actitud de alguien que no ama la vida y no sabe reconocer el valor que tiene. Al contrario, el mártir es aquel que es capaz de darle carne y hacer vida esta acción de gracias.

Romero sintió con la Iglesia porque, en primer lugar, amó a la Iglesia y como madre que lo engendró en la fe y se sintió miembro y parte de ella.

2. Un amor con sabor a pueblo

Este amor, adhesión y gratitud, lo llevó a abrazar con pasión, pero también con dedicación y estudio, todo el aporte y renovación magisterial que el Concilio Vaticano II proponía. Allí encontraba la mano segura en el seguimiento de Cristo. No fue ideólogo ni ideológico; su actuar nació de una compenetración con los documentos conciliares. Iluminado desde este horizonte eclesial, sentir con la Iglesia es para Romero contemplarla como Pueblo de Dios. Porque el Señor no quiso salvarnos aisladamente sin conexión, sino que quiso constituir un pueblo que lo confesara en la verdad y lo sirviera santamente (cf. Const. dogm. Lumen gentium, 9). Todo un Pueblo que posee, custodia y celebra la «unción del Santo» (ibíd., 12) y ante el cual Romero se ponía a la escucha para no rechazar la inspiración (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 16 julio 1978). Así nos muestra que el pastor, para buscar y encontrarse con el Señor, debe aprender y escuchar los latidos de su pueblo, percibir “el olor” de los hombres y mujeres de hoy hasta quedar impregnado de sus alegrías y esperanzas, de sus tristezas y angustias (cf. Const. past. Gaudium et spes, 1) y así escudriñar la Palabra de Dios (cf. Const. dogm. Dei Verbum, 13). Escucha del pueblo que le fue confiado, hasta respirar y descubrir a través de él la voluntad de Dios que nos llama (cf. Discurso durante el encuentro para la familia, 4 octubre 2014). Sin dicotomías o falsos antagonismos, porque solo el amor de Dios es capaz de integrar todos nuestros amores en un mismo sentir y mirar.

Para él, en definitiva, sentir con la Iglesia es tomar parte en la gloria de la Iglesia, que es llevar en sus entrañas toda la kénosis de Cristo. En la Iglesia Cristo vive entre nosotros y por eso tiene que ser humilde y pobre, ya que una Iglesia altanera, una Iglesia llena de orgullo, una Iglesia autosuficiente, no es la Iglesia de la kénosis, nos decía él en una homilía del 1 de octubre del 78.

3. Llevar en sus entrañas la kénosis de Cristo

Esta no es solo la gloria de la Iglesia, sino también una vocación, una invitación para que sea nuestra gloria personal y camino de santidad. La kénosis de Cristo no es cosa del pasado sino garantía presente para sentir y descubrir su presencia actuante en la historia. Presencia que no podemos ni queremos callar porque sabemos y hemos experimentado que solo Él es “Camino, Verdad y Vida”. La kénosis de Cristo nos recuerda que Dios salva en la historia, en la vida de cada hombre, que esta es también su propia historia y allí nos sale al encuentro (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 7 diciembre 1978). Es importante, hermanos, que no tengamos miedo de acercarnos y tocar las heridas de nuestra gente, que también son heridas nuestras y esto hacerlo al estilo del Señor. El pastor no puede estar lejos del sufrimiento de su pueblo; es más, podríamos decir que el corazón del pastor se mide por su capacidad de dejarse conmover frente a tantas vidas dolidas y amenazadas. Hacerlo al estilo del Señor significa dejar que ese sufrimiento golpee, marque nuestras prioridades y nuestros gustos, golpee y marque el uso del tiempo y del dinero e incluso la forma de rezar, para poder ungirlo todo y a todos con el consuelo de la amistad de Jesucristo en una comunidad de fe que contenga y abra un horizonte siempre nuevo que dé sentido y esperanza a la vida (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 49). La kénosis de Cristo implica abandonar la virtualidad de la existencia y de los discursos para escuchar el ruido y la cantinela de gente real que nos desafía a crear lazos. Permítanme decirlo: las redes sirven para crear vínculos, pero no raíces, son incapaces de darnos pertenencia, de hacernos sentir parte de un mismo pueblo. Sin este sentir, todas nuestras palabras, reuniones, encuentros, escritos serán signo de una fe que no ha sabido acompañar la kénosis del Señor, una fe que se quedó a mitad camino, cuando, peor [aún] —me recuerdo un pensador latinoamericano— no termina siendo una religión de un Dios sin Cristo, de un Cristo sin Iglesia y de una Iglesia sin pueblo.

La kénosis de Cristo es joven

Esta Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad única para salir al encuentro y acercarse aún más a la realidad de nuestros jóvenes. Realidad llena de esperanzas y deseos, pero también hondamente marcada por tantas heridas. Con ellos podremos leer de modo renovado nuestra época y reconocer los signos de los tiempos porque, como afirmaron los padres sinodales, los jóvenes son uno de los “lugares teológicos” en los que el Señor nos da a conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el mañana (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 64). Con ellos podemos visualizar cómo hacer más visible y creíble el Evangelio en el mundo que nos toca vivir; ellos son como termómetro para saber dónde estamos como comunidad y sociedad.

Ellos portan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar, y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala y nos recuerda que el pastor nunca deja de ser discípulo y siempre está en camino. Esa sana inquietud nos pone en movimiento y nos primerea. Así lo recordaron los padres sinodales al decir: «los jóvenes, en ciertos aspectos, van por delante de los pastores» (ibíd., 66). El pastor en relación a su rebaño no siempre va adelante; por momentos tiene que ir adelante para indicar el camino; por momentos tiene que estar en el medio para olfatear lo que pasa, para entender el rebaño; por momentos tiene que estar detrás para custodiar a los últimos, que no quede ningún rezagado y sea material descartable. Nos tiene que llenar de alegría comprobar cómo la siembra no ha caído en saco roto. Muchas de esas inquietudes e intuiciones de los jóvenes han crecido en el seno familiar alimentadas por alguna abuela o catequista. Hablando de las abuelas, ya es la segunda vez que la veo, la vi ayer y la vi hoy, una viejita así, flacucha, de mi edad o más todavía, con una mitra, se había puesto una mitra que había hecho con cartón y un cartel que decía: “Santidad, las abuelas también hacemos lío”. ¡Una maravilla de pueblo! Y, los jóvenes aprendieron las cosas con la familia o en la parroquia o en la pastoral educativa o juvenil. Esas inquietudes que crecieron en una escucha del Evangelio y en comunidades con fe viva, ferviente que encuentra tierra donde germinar. ¡Cómo no agradecer tener jóvenes inquietos por el Evangelio! Por supuesto que cansa, por supuesto que a veces molesta. Me viene al pensamiento esa frase que decía un filósofo griego, de sí mismo la decía, yo la digo de los jóvenes: Son como un tábano sobre el lomo de un noble caballo, para que no se duerma (cf. Platón, Apología de Sócrates]. El caballo somos nosotros, ¿no? Esta realidad nos estimula a un mayor compromiso para ayudarlos a crecer ofreciéndoles más y mejores espacios que los engendren al sueño de Dios. La Iglesia por naturaleza es Madre y como tal engendra e incuba vida protegiéndola de todo aquello que amenace su desarrollo. Gestación en libertad y para la libertad. Los exhorto pues, a promover programas y centros educativos que sepan acompañar, sostener y potenciar a sus jóvenes; por favor, “róbenselos” a la calle antes de que sea la cultura de muerte la que, “vendiéndoles humo” y mágicas soluciones se apodere y aproveche de su inquietud y de su imaginación. Y háganlo no con paternalismo, que no lo toleran, no de arriba hacia abajo, porque eso no es tampoco lo que el Señor nos pide, sino como padres, como hermanos a hermanos. Ellos son rostro de Cristo para nosotros y a Cristo no podemos llegar de arriba a abajo, sino de abajo a arriba, nos decía Romero el 2 de septiembre del 79 (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 2 septiembre 1979).

Son muchos los jóvenes que dolorosamente han sido seducidos con respuestas inmediatas que hipotecan la vida. Y tantos otros a quienes se les ha dado una ilusión cortoplacista en algunos movimientos y que después, sí, los hacen o pelagianos o suficientes de sí mismos y quedan abandonados a mitad de camino. Nos decían los padres sinodales: por constricción o falta de alternativas los jóvenes se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución: violencia doméstica, feminicidios —qué plaga que vive nuestro continente en esto —, bandas armadas, criminales, tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores, etc., y duele constatar que en la raíz de muchas de estas situaciones se encuentran experiencias de orfandad fruto de una cultura y una sociedad que se fue “desmadrando”, sin madre, los dejó huérfanos. Hogares resquebrajados tantas veces por un sistema económico que no tiene como prioridad las personas y el bien común y que hizo de la especulación “su paraíso” desde donde seguir “engordando” sin importar a costa de quién. Así nuestros jóvenes sin hogar, sin familia, sin comunidad, sin pertenencia, quedan a la intemperie del primer estafador.

No nos olvidemos que «el verdadero dolor que sale del hombre, pertenece en primer lugar a Dios» (Georges Bernanos, Diario de un cura rural, 74). No separemos lo que Él ha querido unir en su Hijo.

El mañana exige respetar el presente dignificando y empeñándose en valorar las culturas de vuestros pueblos. En esto también se juega la dignidad: en la autoestima cultural. Vuestros pueblos no son el “patio trasero” de la sociedad ni de nadie. Tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada. Las semillas del Reino fueron plantadas en estas tierras. Estamos obligados a reconocerlas, cuidarlas y custodiarlas para que nada de lo bueno que Dios plantó se seque por intereses espurios que por doquier siembran corrupción y crecen con la expoliación de los más pobres. Cuidar las raíces es cuidar el rico patrimonio histórico, cultural y espiritual que esta tierra durante siglos ha sabido “mestizar”. Empéñense y levanten la voz contra la desertificación cultural y contra la desertificación espiritual de vuestros pueblos, que provoca una indigencia radical ya que deja sin esa indispensable inmunidad vital que sostiene la dignidad en los momentos de mayor dificultad. Y los felicito por la iniciativa de que esta Jornada Mundial de la Juventud se haya comenzado con la Jornada de la Juventud Indígena, creo que en la diócesis de David y con la Jornada de la Juventud de origen africana, ese fue un buen paso para hacer ver este plurifacetismo de nuestro pueblo.

En la última carta pastoral, ustedes afirmaban: «Últimamente nuestra región ha sido impactada por la migración hecha de manera nueva, por ser masiva y organizada, y que ha puesto en evidencia los motivos que hacen una migración forzada y los peligros que conlleva para la dignidad de la persona humana» (SEDAC, Mensaje al Pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad, 30 noviembre 2018).

Muchos de los migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, no temen arriesgar y dejar todo con tal de ofrecer el mínimo de condiciones que garanticen un futuro mejor. En esto no basta solo la denuncia, sino que debemos también anunciar concretamente una “buena noticia”. La Iglesia, gracias a su universalidad, puede ofrecer esa hospitalidad fraterna y acogedora para que las comunidades de origen y las de destino dialoguen, contribuyan a superar miedos y recelos, y consoliden los lazos que las migraciones, en el imaginario colectivo, amenazan con romper. “Acoger, proteger, promover e integrar” pueblos pueden ser los cuatro verbos con los que la Iglesia, en esta situación migratoria, conjugue su maternidad en el hoy de la historia (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 147). El Vicario general de París, Mons. Benoist de Sinety acaba de sacar un libro que tiene como subtítulo: “Acoger [a] los migrantes, un llamado al coraje” (cf. Il faut que des voix s'élèvent. Accueil des migrants, un appel au courage, París 2018). Una joya ese libro, él está aquí en la Jornada.

Todos los esfuerzos que puedan realizar tendiendo puentes entre comunidades eclesiales, parroquiales, diocesanas, así como por medio de las Conferencias Episcopales serán un gesto profético de la Iglesia que en Cristo es «signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (Const. dogm. Lumen gentium, 1). Y así la tentación de quedarnos en la sola denuncia se disipa y se hace anuncio de la Vida nueva que el Señor nos regala.

Recordemos la exhortación de san Juan: «Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad» (1 Jn 3,17-18).

Todas estas situaciones plantean preguntas, son situaciones que nos llaman a la conversión, a la solidaridad y a una acción educativa incisiva en nuestras comunidades. No podemos quedar indiferentes (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 41-44). El mundo descarta, el espíritu del mundo descarta, lo sabemos y padecemos; la kénosis de Cristo no, la hemos experimentado y la seguimos experimentando en propia carne por el perdón y la conversión. Esta tensión nos obliga a preguntarnos continuamente: ¿dónde queremos pararnos?

La kénosis de Cristo es sacerdotal

Es conocida la amistad y el impacto que generó el asesinato del P. Rutilio Grande en la vida de Mons. Romero. Fue un acontecimiento que marcó a fuego su corazón de hombre, sacerdote y pastor. Romero no era un administrador de recursos humanos, no gestionaba personas ni organizaciones, Romero sentía, sentía con amor de padre, amigo y hermano. Una vara un poco alta, pero vara al fin para evaluar nuestro corazón episcopal, una vara ante la cual podemos preguntarnos: ¿Cuánto me afecta la vida de mis curas? ¿Cuánto soy capaz de dejarme impactar por lo que viven, por llorar sus dolores, así como festejar y alegrarme con sus alegrías? El funcionalismo y clericalismo eclesial —tan tristemente extendido, que representa una caricatura y una perversión del ministerio— empieza a medirse por estas preguntas. No es cuestión de cambios de estilos, maneras o lenguajes —importantes ciertamente— sino sobre todo es cuestión de impacto y capacidad de que nuestras agendas episcopales tengan espacio para recibir, acompañar y sostener a nuestros curas, tengan “espacio real” para ocuparnos de ellos. Y eso hace de nosotros padres fecundos.

En ellos normalmente recae de modo especial la responsabilidad de que este pueblo sea el pueblo de Dios. Ellos están en la línea de fuego. Ellos llevan sobre sus espaldas el peso del día y del calor (cf. Mt 20,12), están expuestos a un sinfín de situaciones diarias que los pueden dejar más vulnerables y, por tanto, necesitan también de nuestra cercanía, de nuestra comprensión y aliento, ellos necesitan de nuestra paternidad. El resultado del trabajo pastoral, la evangelización en la Iglesia y la misión no se basa en la riqueza de los medios y recursos materiales, ni en la cantidad de eventos o actividades que realicemos sino en la centralidad de la compasión: uno de los grandes distintivos que como Iglesia podemos ofrecer a nuestros hermanos. Me preocupa cómo la compasión ha perdido centralidad en la Iglesia, incluso en grupos católicos, o está perdiendo, para no ser tan pesimistas. Incluso en medios de comunicación católicos la compasión no está, el cisma, la condena, el ensañamiento, la valoración de sí mismo, la denuncia de la herejía... No se pierda en nuestra Iglesia la compasión y que no se pierda en el obispo la centralidad de la compasión. La kénosis de Cristo es la expresión máxima de la compasión del Padre. La Iglesia de Cristo es la Iglesia de la compasión, y eso empieza por casa. Siempre es bueno preguntarnos como pastores: ¿Cuánto impacta en mí la vida de mis sacerdotes? ¿Soy capaz de ser padre o me consuelo con ser mero ejecutor? ¿Me dejo incomodar? Recuerdo las palabras de Benedicto XVI al inicio de su pontificado hablándole a sus compatriotas: «Cristo no nos ha prometido una vida cómoda. Quien busca la comodidad con Él se ha equivocado de camino. Él nos muestra la senda que lleva hacia las cosas grandes, hacia el bien, hacia una vida humana auténtica» (Benedicto XVI, Discurso a los peregrinos alemanes, 25 abril 2005). El obispo tiene que crecer todos los días en la capacidad de dejarse incomodar, de ser vulnerable a sus curas. Estoy pensado en uno, ex obispo de una diócesis grande, muy trabajador, tenía las audiencias en la mañana y era bastante, bastante frecuente que cuando terminaba las audiencias en la mañana y ya no veía la hora de ir a comer, había dos curas ahí que no estaban en la agenda esperándolo, y este volvía atrás y los atendía como si tuviera toda la mañana por delante. Dejarse incomodar y dejar que los fideos se pasen y que la chuleta se enfríe. Dejarse incomodar por los curas.

Sabemos que nuestra labor, en las visitas y encuentros que realizamos ―sobre todo en las parroquias― tiene una dimensión y componente administrativo que es necesario desarrollar. Asegurar que se haga sí, pero eso no es ni sería sinónimo de que seamos nosotros los que lo tenemos que hacer y utilizar el escaso tiempo en tareas administrativas. En las visitas, lo fundamental y lo que no podemos delegar es “el oído”. Hay muchas cosas que hacemos a diario que deberíamos confiarlas a otros. Lo que no podemos encomendar, en cambio, es la capacidad de escuchar, la capacidad de seguir la salud y vida de nuestros sacerdotes. No podemos delegar en otros la puerta abierta para ellos. Puerta abierta que cree condiciones que posibiliten la confianza más que el miedo, la sinceridad más que la hipocresía, el intercambio franco y respetuoso más que el monólogo disciplinador.

Recuerdo esas palabras de beato Rosmini—acusado de hereje y hoy beato—: «No hay duda de que solo los grandes hombres pueden formar a otros grandes hombres […]. En los primeros siglos, la casa del obispo era el seminario de los sacerdotes y diáconos. La presencia y la vida santa de su prelado, resultaba ser una lección candente, continua, sublime, en la que se aprendía conjuntamente la teoría en sus doctas palabras y la práctica en asiduas ocupaciones pastorales. Y así se veía crecer a los jóvenes Atanasios junto a los Alejandros» (Antonio Rosmini, Las cinco llagas de la santa Iglesia, 63).

Es importante que el cura encuentre al padre, al pastor en el que “mirarse”, no al administrador que quiere “pasar revista de las tropas”. Es fundamental que, con todas las cosas en las que discrepamos e inclusive los desacuerdos y discusiones que puedan existir (y es normal y esperable que existan), los curas perciban en el obispo a un hombre capaz de jugarse, dar la cara por ellos, de sacarlos adelante y ser mano tendida cuando están empantanados. Un hombre de discernimiento que sepa orientar y encontrar caminos concretos y transitables en las distintas encrucijadas de cada historia personal. Cuando estaba en Argentina a veces escuchaba gente que decía: “Llamé al obispo —curas, ¿no?—, y la secretaria me dijo que tenía la agenda llena y que llamara dentro de veinte días, y no me preguntó qué quería, nada” —“Quiero ver al obispo. No puede, así que yo lo anoto en la lista”—. Claro, después ya no llamó más el cura y siguió con lo que quería consultarle —bueno o malo— dentro de sí. Esto es, no un consejo sino una cosa que digo del corazón, que tengan la agenda llena, bendito sea Dios, así van a comer tranquilos porque se ganaron el pan, pero si ustedes ven un llamado de un cura hoy, a más tardar mañana llámenlo: “Che, vos me llamaste, qué pasa, ¿podés esperar hasta tal día o no?”. Ese cura desde ese momento sabe que tiene padre.

La palabra autoridad etimológicamente viene de la raíz latina augere que significa aumentar, promover, hacer progresar. La autoridad en el pastor radica especialmente en ayudar a crecer, en promover a sus presbíteros, más que en promoverse a sí mismo —eso lo hace un solterón no un padre—. La alegría del padre/pastor es ver que sus hijos crecieron y que fueron fecundos. Hermanos, que esa sea nuestra autoridad y el signo de nuestra fecundidad.

Y el último punto: La kénosis de Cristo es pobre

Sentir con la Iglesia es sentir con el pueblo fiel, el pueblo sufriente y esperanzador de Dios. Es saber que nuestra identidad ministerial nace y se entiende a la luz de esta pertenencia única y constituyente de nuestro ser. En este sentido quisiera recordar con ustedes lo que san Ignacio nos escribía a los jesuitas: «la pobreza es madre y muro», engendra y contiene. Madre porque nos invita a la fecundidad, a la generatividad, a la capacidad de donación que sería imposible en un corazón avaro o que busca acumular. Y muro porque nos protege de una de las tentaciones más sutiles que enfrentamos los consagrados, la mundanidad espiritual: ese revestir de valores religiosos y “piadosos” el afán de poder y protagonismo, la vanidad e incluso el orgullo y la soberbia. Muro y madre que nos ayuden a ser una Iglesia que sea cada vez más libre porque está centrada en la kénosis de su Señor. Una Iglesia que no quiere que su fuerza esté —como decía Mons. Romero— en el apoyo de los poderosos o de la política, sino que se desprende con nobleza para caminar únicamente tomada de los brazos del crucificado, que es su verdadera fortaleza. Y esto se traduce en signos concretos, en signos evidentes, y esto nos cuestiona e nos impulsa a un examen de conciencia sobre nuestras opciones y prioridades en el uso de los recursos, en el uso de las influencias y posicionamientos. La pobreza es madre y muro porque custodia sobre todo nuestro corazón para que no se deslice en concesiones y compromisos que debilitan la libertad y parresía a la que el Señor nos llama.

Hermanos, antes de terminar pongámonos bajo el manto de la Virgen, recemos juntos para que ella custodie nuestro corazón de pastores y nos ayude a servir mejor al Cuerpo de su Hijo, el santo Pueblo fiel de Dios que camina, vive y reza aquí en Centroamérica. Recémosle a la Madre.

(ORACIÓN)

Que Jesús los bendiga, la Virgen los cuide. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí para que cumpla todo lo que dije.

Muchas gracias.

[1] Quiero hacer presente la memoria de pastores que, movidos por su celo pastoral y su amor a la Iglesia, dieron vida a este organismo eclesial, como Monseñor Luis Chávez y González, arzobispo de San Salvador, y Monseñor Víctor Sanabria, arzobispo de San José de Costa Rica, entre otros.





CEREMONIA DE ACOGIDA Y APERTURA DE LA JMJ

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Campo Santa María la Antigua – Cinta Costera
Jueves, 24 de enero de 2019


Queridos jóvenes, ¡buenas tardes!

¡Qué bueno volver a encontrarnos y hacerlo en esta tierra que nos recibe con tanto color y calor! Juntos en Panamá, la Jornada Mundial de la Juventud es otra vez una fiesta, una fiesta de alegría, de esperanza para la Iglesia toda y, para el mundo, un enorme testimonio de fe.

Me acuerdo que, en Cracovia, algunos me preguntaron si iba a estar en Panamá; les contesté: “Yo no sé, pero Pedro seguro va a estar. Pedro va a estar”. Hoy me alegra decirles: Pedro está con ustedes para celebrar y renovar la fe y la esperanza. Pedro y la Iglesia caminan con ustedes y queremos decirles que no tengan miedo, que vayan adelante con esa energía renovadora y esa inquietud constante que nos ayuda y moviliza a ser más alegres, más disponibles, más “testigos del Evangelio”. Ir adelante no para crear una Iglesia paralela un poco más “divertida” o “cool” en un evento para jóvenes, con algún que otro elemento decorativo, como si a ustedes eso los dejara felices. Pensar así sería no respetarlos y no respetar todo lo que el Espíritu a través de ustedes nos está diciendo.

¡Al contrario! Queremos encontrar y despertar junto a ustedes la continua novedad y juventud de la Iglesia abriéndonos siempre a esa gracia del Espíritu Santo que hace tantas veces un nuevo Pentecostés (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 60). Y eso solo es posible, como lo acabamos de vivir en el Sínodo, si nos animamos a caminar escuchándonos y a escuchar complementándonos, si nos animamos a testimoniar anunciando al Señor en el servicio a nuestros hermanos; que siempre es un servicio concreto, no es un servicio de figuritas, es un servicio concreto. Si nos vamos a caminar, jóvenes –siempre jóvenes como en la historia de América–, pienso en ustedes que empezaron a caminar primero en esta Jornada, los jóvenes de la juventud indígena: fueron los primeros en América y los primeros en caminar en este encuentro. Un aplauso grande, fuerte. Y también, los jóvenes de la juventud descendientes de africanos, también hicieron su encuentro y nos ganaron de mano. Otro aplauso.

Bueno yo sé que llegar hasta aquí no fue fácil. Conozco el esfuerzo y el sacrificio que hicieron para poder participar en esta Jornada. Muchos días de trabajo, de dedicación, encuentros de reflexión y de oración hacen que el camino sea –el mismo camino– la recompensa. El discípulo no es solamente el que llega a un lugar sino el que empieza con decisión, el que no tiene miedo a arriesgar y ponerse a caminar. Si uno se pone a caminar, ese ya es discípulo, si te quedás quieto, perdiste. Empezar a caminar, esa es la mayor alegría del discípulo: estar en camino. Ustedes no tuvieron miedo de arriesgar y de caminar. Y hoy podemos “estar de rumba”, porque esta rumba comenzó hace ya mucho tiempo y en cada comunidad.

Escuchamos recién en la presentación, en las banderas, que venimos de culturas y pueblos diferentes, hablamos lenguas diferentes, usamos ropas diferentes. Cada uno de nuestros pueblos ha vivido historias y circunstancias diferentes. ¡Cuántas cosas nos pueden diferenciar!, pero nada de eso impidió poder encontrarnos, tantas diferencias no impidieron poder encontrarnos y estar juntos, divertirnos juntos, celebrar juntos, confesar a Jesucristo juntos, ninguna diferencia nos paró. Y eso es posible porque sabemos que hay alguien que nos une, que nos hermana. Ustedes, queridos amigos, hicieron muchos sacrificios para poder encontrarse y así se transforman en verdaderos maestros y artesanos de la cultura del encuentro. Ustedes con esto se transforman en maestros y artesanos de la cultura del encuentro, que no es: “Hola, qué tal, chao, hasta pronto”. No, la cultura del encuentro es la que nos hace caminar juntos desde nuestras diferencias pero con un amor, juntos todos en el mismo camino. Ustedes con sus gestos y con sus actitudes, con sus miradas, con los deseos y especialmente con la sensibilidad que tienen desmienten y desautorizan todos esos discursos que se concentran y se empeñan en sembrar división, esos discursos que se empeñan en excluir o expulsar a los que “no son como nosotros”. Como en varios países de América decimos: “No son Gcu, Gente como uno”. Ustedes desmienten eso, todos somos gente como uno, todos con nuestras diferencias. Y esto porque tienen ese olfato que sabe intuir que «el amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior» (Benedicto XVI, Homilía, 25 enero 2006). Lo repito: «El amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior». ¿Saben quién dijo eso? ¿Saben? El Papa Benedicto XVI que está mirando y lo vamos a aplaudir, le mandamos un saludo desde acá. Él nos está mirando por la televisión, un saludo, todos, todos con las manos, al Papa Benedicto. Por el contrario, sabemos que el padre de la mentira, el demonio, siempre prefiere un pueblo dividido y peleado, es el maestro de la división y le tiene miedo a un pueblo que aprende a trabajar juntos. Y este es un criterio para distinguir a la gente: los constructores de puentes y los constructores de muros, esos constructores de muros que sembrando miedos buscan dividir y a broquelear a la gente. Ustedes quieren ser constructores de puentes, ¿qué quieren ser? [Jóvenes responden: “Constructores de puentes”]. Aprendieron bien, me gusta.

Ustedes nos enseñan que encontrarse no significa mimetizarse, ni que todos piensen lo mismo o vivir todos iguales haciendo y repitiendo las mismas cosas, eso lo hacen los loros, los papagallos. Encontrarse es animarse a otra cosa, es entrar en esa cultura del encuentro, es un llamado y una invitación a atreverse a mantener vivo y juntos un sueño en común. Tenemos muchas diferencias, hablamos idiomas diferentes, todos nos vestimos diferente pero, por favor, juguemos por tener un sueño en común, y eso sí podemos hacerlo, y eso no nos anula, nos enriquece. Un sueño grande y un sueño capaz de cobijar a todos. Ese sueño por el que Jesús dio la vida en la cruz y el Espíritu Santo se desparramó y tatuó a fuego el día de Pentecostés en el corazón de cada hombre y cada mujer, en el corazón de cada uno, en el tuyo, en el tuyo, en el tuyo, en el mío, también en el tuyo, lo tatuó a la espera de que encuentre espacio para crecer y para desarrollarse. Un sueño, un sueño llamado Jesús sembrado por el Padre, Dios como Él –como el Padre–, enviado por el Padre con la confianza que crecerá y vivirá en cada corazón. Un sueño concreto, que es una persona, que corre por nuestras venas, estremece el corazón y lo hace bailar cada vez que escuchamos: «Ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes. En eso reconocerán ustedes que son mis discípulos». ¿Cómo se llama el sueño nuestro? [Jóvenes responden: Jésus] No oigo [Jóvenes repiten: Jesús] No oigo [Jóvenes repiten: Jesús]

A un santo de estas tierras –escuchen esto–, a un santo de estas tierras le gustaba decir: «El cristianismo no es un conjunto de verdades que hay que creer, de leyes que hay que cumplir, o de prohibiciones. Así el cristianismo resulta muy repugnante. El cristianismo es una Persona que me amó tanto, que reclama y pide mi amor. El cristianismo es Cristo» (cf. S. Oscar Romero, Homilía, 6 noviembre 1977). ¿Lo decimos todos juntos? [Jóvenes repiten: El cristianismo es Cristo]. Otra vez [Jóvenes repiten: El cristianismo es Cristo]. Otra vez [Jóvenes repiten: El cristianismo es Cristo]. Es Cristo, es desarrollar el sueño por el que dio la vida: amar con el mismo amor con que Él nos amó. No nos amó hasta la mitad, no nos amó un cachito, nos amó totalmente, nos llenó de ternura, de amor, dio su vida.

Nos preguntamos: ¿Qué nos mantiene unidos? ¿Por qué estamos unidos? ¿Qué cosa nos mueve a encontrarnos? ¿Saben lo que es, lo que los mantiene unidos? Es la seguridad de saber que fuimos amados, que hemos sido amados con un amor entrañable que no queremos y no podemos callar, un amor que nos desafía a responder de la misma manera: con amor, que es el amor de Cristo que nos apremia (cf. 2 Co 5,14).

Fíjense que el amor que nos une es un amor que no “patotea”, que no aplasta, es un amor que no margina, que no se calla, un amor que no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, una amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de condenar, de futuro que de pasado. Es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega, es el amor que no se pavonea, que no la juega de pavo real, ese amor humilde que se da a los demás siempre con la mano tendida, ese es el amor que nos une hoy a nosotros.

Te pregunto: ¿Creés en este amor? [Jóvenes responden: Sí]. Pregunto otra cosa: ¿Creés que este amor vale la pena? [Jóvenes responden: Sí]. Jesús una vez a uno que le hizo una pregunta y Jesús se la contestó terminó diciendo: “Bueno, si creés andá y hacé lo mismo”. Yo en nombre de Jesús les digo: “Vayan y hagan lo mismo”. No tengan miedo de amar, no tengan miedo de ese amor concreto, de ese amor que tiene ternura, de ese amor que es servicio, de ese amor que gasta la vida.

Y esta fue la misma pregunta y la invitación que recibió María. El ángel le preguntó si quería llevar este sueño en sus entrañas, si quería hacerlo vida, hacerlo carne. María tenía la edad de tantas de ustedes, la edad de tantas chicas como ustedes. Y María dijo: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Cerremos los ojos, todos, y pensemos en María; no era tonta, sabía lo que sentía su corazón, sabía lo que era el amor y respondió: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. En este momentito de silencio que Jesús les dice a cada uno, a vos, a vos, a vos, a vos: “¿Te animás? ¿Querés?”. Pensá en Maria y contestá: “Quiero servir al Señor, que se haga en mí según tu palabra”. María se animó a decir “sí”. Se animó a darle vida al sueño de Dios. Y esto es lo que hoy nos pregunta: ¿Querés darle carne con tus manos, con tus pies, con tu mirada, con tu corazón al sueño de Dios? ¿Querés que sea el amor del Padre el que te abra nuevos horizontes y te lleve por caminos jamás imaginados, jamás pensados, soñados o esperados que alegren y hagan cantar y bailar tu corazón?

¿Nos animamos a decirle al ángel, como María: he aquí los siervos del Señor, hágase? No contesten acá, cada uno conteste en su corazón. Hay preguntas que solo se contestan en silencio.

Queridos jóvenes: Lo más esperanzador de esta Jornada no va a ser un documento final, una carta consensuada o un programa a ejecutar. No, eso no va a ser. Lo más esperanzador de este encuentro serán vuestros rostros y una oración. Eso dará esperanza. Con la cara con la cual vuelvan a sus casas, con el corazón cambiado con el cual vuelvan a su casa, con la oración que aprendieron a decir con ese corazón cambiado. Lo más esperanzador de este encuentro serán vuestros rostros, vuestra oración y cada uno volverá a casa con la fuerza nueva que se genera cada vez que nos encontramos con los otros y con el Señor, llenos del Espíritu Santo para recordar y mantener vivo ese sueño que nos hace hermanos y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo: allí donde nos encontremos, haciendo lo que estemos haciendo, siempre podremos levantar la mirada y decir: Señor, enséñame a amar como tú nos has amado —¿se animan a repetirlo conmigo?—. Señor, enséñame a amar como tú nos has amado. [Jóvenes repiten simultáneamente al Papa]. Otra vez. [Señor, enséñame a amar como tú nos has amado]. Más fuerte, están roncos. [Señor, enséñame a amar como tú nos has amado].

Bueno y como queremos ser buenos y educados no podemos terminar este encuentro sin agradecer. Gracias a todos los que han preparado con mucha ilusión esta Jornada Mundial de la Juventud. Todo esto. Gracias, fuerte. Gracias por animarse a construir y hospedar, por decirle “sí” al sueño de Dios de ver a sus hijos reunidos. Gracias Mons. Ulloa y todo su equipo por ayudar a que Panamá hoy sea no solamente un canal que une mares, sino también canal donde el sueño de Dios siga encontrando cauces para crecer, multiplicarse e irradiarse en todos los rincones de la tierra.

Amigos, amigos y amigas, que Jesús los bendiga, lo deseo de todo corazón. Que Santa María la Antigua los acompañe y los cuide, para que seamos capaces de decir sin miedo, como ella: «Aquí estoy. Hágase». Gracias.



LITURGIA PENITENCIAL CON LOS JÓVENES PRIVADOS DE LIBERTAD

HOMILÍA DEL SANTO PADRE

Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora
Viernes, 25 de enero de 2019

«Este recibe a los pecadores y come con ellos» acabamos de escuchar en el evangelio (Lc 15,2). Y eso es lo que murmuraban algunos fariseos, escribas, doctores de la ley, bastante escandalizados, bastante molestos por el modo como se comportaba Jesús.

Con esa expresión pretendían descalificarlo, desvalorizarlo delante de todos, pero lo único que consiguieron fue señalar una de las actitudes de Jesús más comunes, más distintivas, más lindas: «Este recibe a los pecadores y come con ellos». Y todos somos pecadores, todos, y por eso nos recibe Jesús con cariño, a todos los que estamos acá, y si alguno no se siente pecador –de todos los que estamos aquí– sepa que Jesús no lo va a recibir, se pierde lo mejor.

Jesús no tiene miedo de acercarse a aquellos que, por un montón de razones, cargaban sobre sus espaldas con el odio social como eran los publicanos ―recordemos que los publicanos se enriquecían en base a saquear a su mismo pueblo; ellos provocaban mucha pero mucha indignación― o también tenían el odio social porque habían tenido algún error en su vida, errores y equivocaciones, alguna culpa, y así los llamaban pecadores. Jesús lo hace porque sabe que en el cielo hay más fiesta por uno solo de los que se equivocan, de los pecadores convertidos, que por noventa y nueve justos que permanecen bien (cf. Lc 15,7).

Y mientras esta gente se limitaba a murmurar o a indignarse porque Jesús se juntaba con la gente señalada por algún error social, algún pecado, y cerraban las puertas de la conversión, del diálogo con Jesús, Jesús se acerca y se compromete, Jesús pone en juego su reputación e invita siempre a mirar un horizonte capaz de hacer nueva la vida, de hacer nueva la historia. Todos, todos, tenemos un horizonte, todos. “Yo no lo tengo”, puede decir alguno. Abrí la ventana y lo vas a encontrar, abrí la ventana de tu corazón, abrí la ventana del amor que es Jesús y lo vas a encontrar. Todos tenemos un horizonte. Son dos miradas bien diferentes que se contraponen, la de Jesús y la de estos doctores de la ley. Una mirada estéril e infecunda ―la de la murmuración y el chisme, el que siempre está hablando mal de los otros y se siente justo― y otra que invita a la transformación y a la conversión ―que es la del Señor―, a una vida nueva como vos expresaste recién.

La mirada de la murmuración y del chisme

Y esto no es de aquella época, es de hoy también. Muchos no toleran y no les gusta esta opción de Jesús, es más, entre dientes al principio y con gritos al final, manifiestan su disgusto buscando desacreditar este comportamiento de Jesús y de todos los que están con él. No aceptan, rechazan esta opción de estar cerca y ofrecer nuevas oportunidades. Esta gente condena de una vez para siempre, descalifica de una vez para siempre y se olvidan que a los ojos de Dios ellos están descalificados y necesitan ternura, necesitan de amor y de comprensión, pero no lo quieren aceptar. Con la vida de la gente parece más fácil poner rótulos y etiquetas que congelan y estigmatizan no solo el pasado sino también el presente y el futuro de las personas. Les ponemos etiquetas a la gente: “este es así”, “este hizo esto, y ya está”, y tiene que cargar con eso por el resto de sus días. Así son esta gente que murmura –los chismosos–, son así. Y rótulos en definitiva, lo único que logran es dividir: acá están los buenos y allá están los malos; acá están los justos y allá los pecadores. Y eso Jesús no lo acepta, eso es la cultura del adjetivo, nos encanta adjetivar a la gente, nos encanta: “¿Vos cómo te llamas? Me llamo bueno”. No, ese es un adjetivo. ¿Cómo te llamás? ―ir al nombre de la persona―, ¿quién sos?, ¿qué hacés?, ¿qué ilusiones tenés?, ¿cómo siente tú corazón? A los chismosos no le interesa, buscan rápido una etiqueta para sacárselos de encima. La cultura del adjetivo que descalifica a las personas. Piensen en eso para no caer en esto que se nos ofrece tan fácilmente en la sociedad.

Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que, marginando, separando, aislando, se resolverán mágicamente todos los problemas. Y cuando una sociedad o comunidad se permite esto y lo único que hace es cuchichear, chismear y murmurar, entra en un círculo vicioso de divisiones, reproches y condenas. Curioso, esta gente que no acepta a Jesús así, y lo que nos enseña Jesús, es gente que está peleada siempre entre ellos, se están condenando entre ellos, entre los que se llaman justos. Y además es una actitud de marginación y exclusión, de confrontación que le hace decir irresponsablemente como Caifás: «Mejor que se muera uno por el pueblo, y que no perezca la nación entera» (Jn 11,50). Mejor que estén guardados todos allí, que no vengan a molestar, nosotros queremos vivir tranquilos. Es duro esto y con esto se tuvo que enfrentar Jesús y con esto nos enfrentamos nosotros hoy. Normalmente el hilo se corta por la parte más fina: la de los pobres y la de los indefensos. Y son los que más sufren estas condenas sociales, que no permiten levantarse.

Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse que en luchar y luchar para crear oportunidades y transformación.

La mirada de la conversión, la otra mirada

En cambio, todo el evangelio está marcado por esta otra mirada que no es nada más y nada menos que la que nace del corazón de Dios. Dios nunca te va a echar, Dios no echa a nadie, Dios te dice: “vení”. Dios te espera y te abraza y, si no sabés el camino, te va a buscar, como hizo este pastor con las ovejas. En cambio, la otra mirada rechaza. El Señor quiere hacer fiesta cuando ve a sus hijos que retornan a casa (cf. Lc 15,11-32). Y así lo testimonió Jesús manifestando hasta el extremo el amor misericordioso del Padre. Tenemos Padre –lo dijiste vos, me gustó esa confesión tuya–, tenemos Padre. Yo tengo un Padre que me quiere: cosa linda. Un amor, el de Jesús, que no tiene tiempo para murmurar, sino que busca romper el círculo de la crítica superflua e indiferente, neutra y aséptica. Te doy gracias Señor –decía aquel doctor de la Ley–, porque no soy como ese, no soy como ese. Estos, que creen que tienen el alma purificada diez veces en una ilusión de vida aséptica que no sirve para nada. Una vez le escuché decir a un campesino una cosa que me llegó: ¿El agua más pura cuál es? Sí, el agua destilada –decía él–. Usted sabe padre que cuando la tomo no tiene sabor a nada, así es la vida de los que están criticando y chismeando, y separándose de los demás: se sienten tan puros, tan asépticos, que no tienen sabor a nada; son incapaces de convocar a alguien; viven para cuidarse, para hacerse la cirugía estética en el alma y no para tender la mano a otros y ayudarlos a crecer, que es lo que hace Jesús, que acepta la complejidad de la vida y de cada situación; el amor de Jesús, el amor de Dios, el amor del Padre Dios –que dijiste vos–, es un amor que inaugura una dinámica capaz de inventar caminos, ofrecer oportunidades de integración y de transformación, oportunidades de sanación, perdón, y salvación. Y comiendo con los publicanos y los pecadores, Jesús rompe la lógica que separa, que excluye, que aísla, que divide falsamente entre “buenos y malos”. Y no lo hace por decreto o con buenas intenciones, tampoco con voluntarismos o sentimentalismo. ¿Cómo lo hace Jesús? Creando vínculos, vínculos capaces de posibilitar nuevos procesos; apostando y celebrando cada paso posible. Por eso Jesús cuando Mateo se convierte ―lo van a ver en el Evangelio―, no le dice: “Bueno, está bien, te felicito, vení conmigo”. No, le dice: “Hagamos fiesta en tu casa” e invita a todos sus amigos, que eran como Mateo condenados por la sociedad, a hacer fiesta. El chismoso, el que separa, no sabe hacer fiesta porque tiene el corazón amargado.

Crear vínculos, hacer fiesta, es lo que hace Jesús y de esa manera rompe con otra murmuración nada fácil de detectar y que “taladra los sueños” porque repite como susurro continuo: “No vas a poder, no vas a poder”. Cuántas veces ustedes la han sentido: “No vas a poder”. Cuidado, eso es como la polilla, que te va comiendo por dentro. Cuando vos sentís “no vas a poder”, date un cachetazo: “Sí, voy a poder y te lo voy a demostrar”. Es el cuchicheo interior, el chisme interior que aparece en quien, habiendo llorado su pecado y consciente de su error no cree que pueda cambiar. Y esto sucede cuando se cree interiormente que el que nació “publicano” tiene que morir “publicano”; y esto no es verdad, el Evangelio nos dice todo lo contrario. Once de los doce apóstoles eran pecadores pesados, porque cometieron el peor de los pecados: abandonaron a su Maestro, otros renegaron de él, otros se escaparon lejos. Traicionaron, los apóstoles, y Jesús les fue buscando uno a uno, y son los que cambiaron el universo. A ninguno se le ocurrió decir: “No vas a poder”, porque habiendo visto el amor de Jesús después de esa traición, “voy a poder porque vos me vas a dar la fuerza”. Cuidado con la polilla del “no vas a poder”, mucho cuidado.

Amigos: Cada uno de nosotros es mucho más que los rótulos que nos ponen, es mucho más que los adjetivos que nos quieren poner, es mucho más de la condena que nos impusieron. Y así Jesús nos enseña y nos lo invita a creer. La mirada de Jesús nos desafía a pedir y buscar ayuda para transitar los caminos de la superación. Hay veces que la murmuración parece ganar, pero no la crean, no la escuchen. Busquen y escuchen las voces que impulsan a mirar hacia delante y no las que los tiran abajo. Escuchen las voces que le abren la ventana y le hacen ver el horizonte: “Sí, pero está lejos”. “Pero vas a poder. Míralo bien y vas a poder”. A cada vez que viene la polilla con el “no vas a poder”, vos contestále desde adentro: “Voy a poder”, y miren el horizonte.

La alegría y la esperanza del cristiano ―de todos nosotros, y también del Papa― nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: “vos sos parte de mi familia y no te puedo dejar a la intemperie”, eso es lo que nos dice Dios a cada uno, porque Dios es Padre –lo dijiste vos–: “Vos sos parte de mi familia y no te voy a dejar a la intemperie, no te voy a dejar tirado en la cuneta, no, no puedo perderte en el camino ―nos dice Dios, a cada uno, con nombre y apellido―, yo estoy aquí contigo”. ¿Aquí? Sí, Señor. Esto es haber sentido como lo compartiste vos, Luis, que en aquellos momentos que parecía que todo se había acabado algo te dijo: “¡No! Todo no ha terminado”, porque tenés un propósito grande que te permite comprender que el Padre Dios estaba y está con todos nosotros y nos regala personas con las que caminar y ayudarnos a alcanzar nuevas metas.

Y así Jesús transforma la murmuración en fiesta y nos dice: “¡Alegráte conmigo, vamos a hacer fiesta!”. En la parábola del hijo pródigo –me gustó una vez que encontré una traducción–, dice que el padre cuando vio que el hijo ya volvía a la casa, dice: “Vamos a hacer fiesta”, y ahí empezó la fiesta. Y una traducción decía: “Y ahí empezó el baile”. La alegría, la alegría con que somos recibidos por Dios con el abrazo del Padre; empezó el baile.

Hermanos: Ustedes son parte de la familia, ustedes tienen mucho para compartir, ayúdennos a saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos.

Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible, el chisme. Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo. Esa comunidad es sana. Y si bien puede experimentar la impotencia de no saber el cómo, no se rinde y lo vuelve a intentar. Y todos tenemos que ayudarnos para aprender, en comunidad, a encontrar estos caminos, a intentarlo de nuevo y a intentarlo de nuevo. Es una alianza que tenemos que animarnos a realizar: ustedes, chicos, chicas, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y el Ministerio, todos y sus familias, así como los agentes de Pastoral. Todos, peleen y peleen, pero no entre ustedes por favor, peleen, ¿para qué? para encontrar y buscar los caminos de inserción y de transformación. Y esto el Señor lo bendice, esto el Señor lo sostiene y esto el Señor lo acompaña.

En breve continuaremos con la celebración penitencial donde todos podremos experimentar la mirada del Señor, que no mira un adjetivo nunca, mira un nombre, mira a los ojos, mira el corazón, no mira un rótulo ni una condena, sino que mira hijos. Mirada de Dios que desmiente las descalificaciones y nos da la fuerza para crear esas alianzas necesarias que nos ayudan a todos a desmentir las murmuraciones, esas alianzas fraternas que permiten que nuestras vidas sean siempre una invitación a la alegría de la salvación, a la alegría de tener un horizonte adelante, a la alegría de la fiesta de hijo. Vayamos por este camino. Gracias.