Sin dudas, ...¡eres Padre!!..

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miércoles, 3 de julio de 2019

"Varón y mujer los creó"... ¡GENDER!!... 2 de 8




CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA
(de los Institutos de Estudios)


« VARÓN Y MUJER LOS CREÓ »
PARA UNA VÍA DE DIÁLOGO SOBRE LA CUESTIÓN DEL GENDER EN LA EDUCACIÓN


CIUDAD DEL VATICANO
2019
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ESCUCHAR




Breve historia

8. La primera actitud de quien desea entrar en diálogo es escuchar. Se trata, antes que nada, de escuchar y comprender lo que ha sucedido en las últimas décadas. 





El advenimiento del siglo XX, con sus visiones antropológicas, trae consigo las primeras concepciones del gender, por un lado basadas en una lectura puramente sociológica de la diferenciación sexual y por el otro con un énfasis en las libertades individuales. 





De hecho, a mediados de siglo, nace una línea de estudios que insistía en acentuar el condicionamiento externo y sus influencias en las determinaciones personales. Aplicados a la sexualidad, estos estudios querían mostrar cómo la identidad sexual tenía más que ver con una construcción social que con una realidad natural o biológica.



9. Estos enfoques convergen en negar la existencia de un don originario que nos precede y es constitutivo de nuestra identidad personal, formando la base necesaria de nuestras acciones. 




En las relaciones interpersonales, lo que importa sería solamente el afecto entre los individuos, independientemente de la diferencia sexual y la procreación, consideradas irrelevantes en la construcción de la familia. 



Se pasa de un modelo institucional de familia – que tiene una estructura y una finalidad que no dependen de las preferencias subjetivas individuales de los cónyuges – a una visión puramente contractualista y voluntarista.



10. Con el tiempo, las teorías del gender han ampliado el campo de su aplicación. A principios de los años noventa del siglo pasado, se fueron concentrando en la posibilidad de los individuos de autodeterminar sus propias inclinaciones sexuales sin tener en cuenta la reciprocidad y la complementariedad de la relación hombre-mujer, así como la finalidad procreativa de la sexualidad.





Además, incluso se llega a teorizar una separación radical entre género (gender) y sexo (sex), con la prioridad del primero sobre el segundo. Éste logro es visto como una etapa importante en el progreso de la humanidad, en la cual se «presenta una sociedad sin diferencias de sexo».(12)



11. En este contexto cultural se comprende que sexo y género han dejado de ser sinónimos, es decir, conceptos intercambiables, ya que describen dos entidades diferentes. El sexo define la pertenencia a una de las dos categorías biológicas que derivan de la díada originaria, femenina y masculina. 





El género, en cambio, es el modo en el cual se vive en cada cultura la diferencia entre los dos sexos. 





El problema no está en la distinción en sí, que podría ser interpretada rectamente, sino en una separación entre sexo y gender. De esta separación surge la distinción entre diferentes “orientaciones sexuales” que no están definidas por la diferencia sexual entre hombre y mujer, sino que pueden tomar otras formas, determinadas únicamente por el individuo radicalmente autónomo. 




Asimismo, el mismo concepto de gender va a depender de la actitud subjetiva de la persona, que puede elegir un género que no corresponde con su sexualidad biológica y, de consecuencia, con la forma en que lo consideran los demás (transgender).


12. En una creciente contraposición entre naturaleza y cultura, las propuestas de género convergen en el querer, es decir, en una dimensión fluida, flexible, nómada al punto de defender la emancipación completa del individuo de cada definición sexual dada a priori, con la consiguiente desaparición de las clasificaciones consideradas rígidas. 





Se deja así el espacio a diversos matices, variables por grado e intensidad en el contexto tanto de la orientación sexual como de la identificación del propio género.



13. La dualidad de la pareja entra también en conflicto con los “poliamoríos” que incluyen a más de dos personas. 





Por lo tanto, se observa que la duración del vínculo – y su naturaleza vinculante – se estructura como una variable de acuerdo con el deseo contingente de las personas, con consecuencias en el nivel de compartir responsabilidades y obligaciones inherentes a la maternidad y la paternidad.




 Toda esta gama de relaciones se convierte en “parentesco” (kinships), basada en el deseo o el afecto, a menudo caracterizada por un tiempo determinado, éticamente flexible o incluso consensuada sin planificación alguna. 




Lo que vale es la absoluta libertad de autodeterminación y la elección circunstancial de cada individuo en el contexto de cualquier relación emocional.




14. De esta manera, se apela al reconocimiento público de la libertad de elección del género y la pluralidad de uniones en oposición al matrimonio entre hombre y mujer, considerado una herencia del patrimonio patriarcal.


Por lo tanto, se quisiera que cada individuo pudiera elegir su propia condición y que la sociedad se limite a garantizar tal derecho, también mediante un apoyo material, de lo contrario, nacerían formas de discriminación social contra las minorías. La reivindicación de dichos derechos ha entrado en el debate político de hoy día, obteniendo aceptación en algunos documentos internacionales e integrándose en algunas legislaciones nacionales.





Puntos de encuentro

15. En el contexto de las investigaciones sobre el gender, emergen, todavía, algunos posibles puntos de encuentro para crecer en la mutua comprensión.




 De hecho, a menudo los proyectos educativos tienen la necesidad, compartida y apreciable, de luchar contra cualquier expresión de injusta discriminación. Persiguen una acción pedagógica, sobre todo con el reconocimiento de los retrasos y las carencias. (13) Ciertamente no se puede negar que a lo largo de los siglos se han asomado formas de injusta subordinación, que tristemente han marcado la historia y han influido también al interior de la Iglesia. Esto ha dado lugar a rigidez y fijeza que demoraron la necesaria y progresiva inculturación del mensaje genuino con el que Jesús proclamó igual dignidad entre el hombre y la mujer, 



dando lugar a acusaciones de un cierto machismo más o menos disfrazado de motivaciones religiosas.



16. Un punto de encuentro es la educación de niños y jóvenes a respetar a cada persona en su particular y diferente condición, 




de modo que nadie, debido a sus condiciones personales (discapacidad, origen, religión, tendencias afectivas, etc.) pueda convertirse en objeto de acoso, violencia, insultos y discriminación injusta. 




Se trata de una educación a la ciudadanía activa y responsable, en la que todas las expresiones legítimas de la persona se acogen con respeto.



17. Otro punto de crecimiento en la comprensión antropológica son los valores de la feminidad que se han destacado en la reflexión del gender. 






En la mujer, por ejemplo, la « capacidad de acogida del otro» favorece una lectura más realista y madura de las situaciones contingentes, desarrollando « el sentido y el respeto por lo concreto, que se opone a abstracciones a menudo letales para la existencia de los individuos y la sociedad».(14)





Se trata de una aportación que enriquece las relaciones humanas y los valores del espíritu « a partir de las relaciones cotidianas entre las personas». 





Por esta razón, la sociedad está en gran parte en deuda con las mujeres que están « comprometidas en los más diversos sectores de la actividad educativa, fuera de la familia: guarderías, escuelas, universidades, instituciones asistenciales, parroquias, asociaciones y movimientos».(15)


18. La mujer es capaz de entender la realidad en modo único: sabiendo cómo resistir ante la adversidad, haciendo «la vida todavía posible incluso en situaciones extremas» y conservando « un tenaz sentido del futuro».(16)

           

De hecho, no es una coincidencia que « donde se da la exigencia de un trabajo formativo se puede constatar la inmensa disponibilidad de las mujeres a dedicarse a las relaciones humanas, especialmente en favor de los más débiles e indefensos. 




En este cometido manifiestan una forma de maternidad afectiva, cultural y espiritual, de un valor verdaderamente inestimable, por la influencia que tiene en el desarrollo de la persona y en el futuro de la sociedad.




 ¿Cómo no recordar aquí el testimonio de tantas mujeres católicas y de tantas Congregaciones religiosas femeninas que, en los diversos continentes, han hecho de la educación, especialmente de los niños y de las niñas, su principal servicio?». (17)





Crítica



19. Sin embargo, hay algunos puntos críticos que se presentan en la vida real. Las teorías del gender indican – especialmente las más radicales – un proceso progresivo de desnaturalización o alejamiento de la naturaleza hacia una opción total para la decisión del sujeto emocional. 





Con esta actitud, la identidad sexual y la familia se convierten en dimensiones de la “liquidez” y la “fluidez” posmodernas: fundadas solo sobre una mal entendida libertad del sentir y del querer, más que en la verdad del ser; en el deseo momentáneo del impulso emocional y en la voluntad individual.



20. Las presuposiciones de estas teorías son atribuibles a un dualismo antropológico: a la separación entre cuerpo reducido y materia inerte y voluntad que se vuelve absoluta, manipulando el cuerpo como le plazca.



Este fisicismo y voluntarismo dan origen al relativismo, donde todo es equivalente e indiferenciado, sin orden y sin finalidad. 




Todas estas teorizaciones, desde las más moderadas hasta las más radicales, creen que el gender (género) termina siendo más importante que el sex (sexo). 



Esto determina, en primer lugar, una revolución cultural e ideológica en el horizonte relativista y, en segundo lugar, una revolución jurídica, porque estos casos promueven derechos individuales y sociales específicos.



21. En realidad, sucede que la defensa de diferentes identidades a menudo sea perseguida afirmando que son perfectamente indiferentes entre sí y, por lo tanto, negándolas en su relevancia. Esto asume una particular importancia según en términos de diferencia sexual: a menudo, de hecho, el concepto genérico de “no discriminación” oculta una ideología que niega la diferencia y la reciprocidad natural del hombre y la mujer. 




«En vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas. 



Pero la utopía de lo “neutro” elimina, al mismo tiempo, tanto la dignidad humana de la constitución sexualmente diferente como la cualidad personal de la transmisión generativa de la vida ».(18) 




Se vacía –de esta manera – la base antropológica de la familia.



22. Esta ideología induce proyectos educativos y pautas legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente libres de la diferencia biológica entre el hombre y la mujer. 




La identidad humana se entrega a una opción individualista, también cambiante con el tiempo, una expresión de la forma de pensar y actuar, muy difundida en la actualidad, que confunde «la genuina libertad con la idea de que cada uno juzga como le parece, como si más allá de los individuos no hubiera verdades, valores, principios que nos orienten, como si todo fuera igual y cualquier cosa debiera permitirse ».(19)



23. El Concilio Vaticano II, al cuestionarse sobre lo que la Iglesia piensa de la persona humana, afirma que « en la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una síntesis del universo material, el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza la voz para la libre alabanza del Creador». (20) 




Por esta dignidad, «no se equivoca el hombre al afirmar su superioridad sobre el universo material y al no considerarse ya como partícula de la naturaleza o como elemento anónimo de la ciudad humana ».(21) 



Por lo tanto, «no ha de confundirse orden de la naturaleza con orden biológico ni identificar lo que esas expresiones designan. 



El orden biológico es orden de la naturaleza en la medida en que este es accesible a los métodos empíricos y descriptivos de las ciencias naturales; pero, en cuanto orden específico de la existencia, por estar relacionado manifiestamente con la Causa primera, con Dios Creador, el de la naturaleza ya no es un orden biológico». (22)





NOTAS :

12 Idem.
13 Cf. Papa Francisco, Discurso a los participantes en la Asamblea general de los miembros de la Pontificia Academia para la Vida, 5 de octubre de 2017.
14 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y de la mujer en la Iglesia y en el mundo, 31 de mayo de 2004, n. 13.
15 Juan Pablo II, Carta a las mujeres, 29 de junio de 1995, n. 9. 

16 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los obispos, n. 13.
17 Juan Pablo II, Carta a las mujeres, n. 9.
18 Papa Francisco, Discurso a los participantes en la Asamblea general de los miembros de la Pontificia Academia para la vida, n. 3.
19 Amoris laetitia, n. 34.
20 Gaudium et spes, n. 14.
21 Idem.
22 K. Wojtyła, Amor y responsabilidad, Madrid 20096, pp. 71-72.







Post. Documento completo : 
URGENTE LEERLO, POR FAVOR...

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Pd:
Les dejo el documento completo en la web de Congregación para la Educación Católica. CEC, editado en 5 idiomas :





VARÓN Y MUJER LOS CREÓ  (pdf)

“MALE AND FEMALE HE CREATED THEM”

« IL LES CRÉA HOMME ET FEMME»

« MASCHIO E FEMMINA LI CREÒ »

« HOMEM E MULHER OS CRIOU » 



EDUCAZIONE SUPERIORE DELLA CHIESA CATTOLICA.
Congregazione per l'Educazione Cattolica della Santa Sede : Documenti della Congregazione 



VATICAN.NEWS
Comentarios al documento :

Obispos de Inglaterra y Gales dan bienvenida al documento “Varón y mujer los creó”

Educación Católica sobre gender: distinguir entre ideología y estudios


Versaldi: “Sobre género debemos dialogar sin renunciar a nuestra identidad



Santa Sede: la ideología de género es un paso atrás para la humanidad