Sin dudas, ...¡eres Padre!!..

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..y maravillosamente sorprendente, siempre eres NOVEDAD!!...SIN DUDA ERES PADRE!!...

martes, 30 de septiembre de 2025

San Miguel Arcángel. Oraciones. Papa León XIII (Fiesta litúrgica: 29 septiembre)



Queridos hermanos,

creo que la mayoría conoce la famosísima oración al arcángel San Miguel, compuesta por el Papa León XIII. 
Vamos a repasar algunos detalles que lo inspiraron a componerla. 
Si bien, es cierto, que no existe ningún registro histórico de las circunstancias, testigos narran lo que aconteció en ese momento tan especial. 
Se manifiesta que hay tres versiones, una larga (que quedó para el uso de la Congregación de Ritos, para uso de los exorcistas), una mediana y una más corta (que es la más popular).


Era el día 13 de octubre de 1884 (recordamos que 33 años después, el 13 de octubre de 1917, nuestra Madre Santísima se aparecería en Fátima (Portugal), es el día de su última aparición y concedió a los presentes ser testigos del maravilloso e imponente "milagro del sol"), Papa León XIII, terminaba de celebrar la santa misa, y cerca del tabernáculo, escuchó una conversación  entre dos personas que lo dejó aterrado.
Era Dios y el diablo, vio demonios, escuchó blasfemias, burlas y la voz espeluznante del maligno. Éste le pedía a Dios 75 o 100 años para destruir la Iglesia y se jactaba de ello. También le pedía permiso para poder influir mejor sobre aquellos que colaborarían con él. A lo que Dios respondió, afirmativamente: "se te dará el tiempo y el poder". Luego ve a San Miguel aparecer y lanzarlos al infierno. - Por cierto, esto me hace recordar mucho al libro de Job, cuando el demonio le pide permiso, para probar la fe de Job, argumentando que solo le servía porque le había concedido muchos bienes.

Bueno, después de la alocución y visión, Papa León XIII, quedó tan impresionado y horrorizado,  que compuso esta oración, dando un comunicado a todos los obispos del mundo, para que la rezaran después de la santa misa, como protección a la Iglesia del poder del maligno y de la francmasonería.

Posteriormente, san Juan Pablo II, exhortó a rezarla después de la santa misa.

Recémosla, queridos es hermanos es una oración muy poderosa y muy necesaria para nuestros tiempos...



Oración a San Miguel 
León XIII 
18 de mayo de 1890
Acta Apostolicae Sedis, p. 743.


Versión mediana :

"¡Oh glorioso príncipe de las milicias celestes, 
san Miguel arcángel, 
defiéndenos en el combate y en la terrible lucha que debemos sostener contra los principados y las potencias, 
contra los príncipes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus malignos! 
Ven en auxilio de los hombres que Dios ha creado inmortales, que formó a su imagen y semejanza y que rescató a gran precio de la tiranía del demonio. Combate en este día, 
con el ejército de los santos ángeles, 
los combates del Señor como en otro tiempo combatiste contra Lucifer, el jefe de los orgullosos, 
y contra los ángeles apóstatas que fueron impotentes de resistirte 
y para quien no hubo nunca jamás lugar en el cielo.
Si ese monstruo, esa antigua serpiente que se llama demonio y Satán, 
él que seduce al mundo entero, fue precipitado con sus ángeles al fondo del abismo.

Pero he aquí que ese antiguo enemigo, 
este primer homicida ha levantado ferozmente la cabeza. 
Disfrazado como ángel de luz y seguido de toda la turba y seguido de espíritu malignos, 
recorre el mundo entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y de su Cristo, 
para hundir, matar y entregar a la perdición eterna a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de espíritu perverso y de corazón corrupto, 
este dragón malvado derrama también, 
como un torrente de fango impuro el veneno de su malicia infernal, 
es decir el espíritu de mentira, 
de impiedad, 
de blasfemia 
y el soplo envenenado de la impudicia, 
de los vicios y de todas las abominaciones. Enemigos llenos de astucia han colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, 
esposa del Cordero inmaculado, 
y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales. 
Aun en este lugar sagrado, 
donde fue establecida la Sede de Pedro y la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, 
han elevado el abominable trono de su impiedad 
con el designio inicuo de herir al Pastor 
y dispersar al rebaño.

Te suplicamos, pues, Oh príncipe invencible, 
contra los ataques de esos espíritus réprobos, 
auxilia al pueblo de Dios y dale la victoria. 
Este pueblo te venera como su protector y su patrono, 
y la Iglesia se gloría de tenerte como defensor contra los malignos poderes del infierno. 
A ti te confió Dios el cuidado de conducir a las almas a la beatitud celeste. 
¡Ah! Ruega pues al Dios de la paz que ponga bajo nuestros pies a Satanás vencido 
y de tal manera abatido que no pueda nunca más mantener a los hombres en la esclavitud, 
ni causar perjuicio a la Iglesia. 
Presenta nuestras oraciones ante la mirada del Todopoderoso, 
para que las misericordias del Señor nos alcancen cuanto antes. 
Somete al dragón, la antigua serpiente que es diablo y Satán, 
encadénalo y precipítalo en el abismo, 
para que no pueda seducir a los pueblos. Amén

– He aquí la Cruz del Señor, 
huyan potencias enemigas.
Venció el León de Judá, 
el retoño de David.
-Que tus misericordias, 
Oh Señor se realicen sobre nosotros.
Como hemos esperado de ti.
-Señor, escucha mi oración
Y que mis gritos se eleven hasta ti.

Oh Dios Padre Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu Santo Nombre, e imploramos insistentemente tu clemencia para que por la intercesión de María inmaculada siempre Virgen, nuestra Madre, y del glorioso san Miguel arcángel, te dignes auxiliarnos contra Satán y todos los otros espíritus inmundos que recorren la tierra para dañar al género humano y perder las almas. Amén".



Versión corta :

"San Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás y a los otros espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén".

Castellano :





Português :



Italiano :





Pd:
si gustas puedes visitar los siguientes links relacionados al tema...





















SAN JOSÉ,
RUEGA POR NOSOTROS,
QUE RECURRIMOS A TÍ...













viernes, 26 de septiembre de 2025

VI. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Exequias niños


 

Queridos hermanos,

meditar, releer los acontecimientos de nuestra vida siempre resulta sanador y liberador, sobre todo, si lo hacemos a luz de la Palabra de Dios.

Del tema de la muerte, nadie está exento, tarde o temprano aterriza en la historia de nuestras vidas, de nuestras familias. Por ello, si nos revestimos de la sanadora y liberadora Palabra de Dios, el duelo se vive, se experimenta de manera distinta, con la serenidad del cristiano...

Feliz y santa meditación y que Dios fortalezca siempre nuestros corazones y los prepare paulatinamente, ¡para todo!...para poder responder a ejemplo de María, siempre virgen : "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"....




Fuente :

Misal Romano completo.

Andrés Pardo

Madrid. 1988

B.A.C

- Apéndice IV. Leccionario de difuntos. pg. 1343.

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I. PARA LAS EXEQUIAS DE NIÑOS BAUTIZADOS


ÍNDICE

I. LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1. Aniquilará la muerte para siempre

Lectura del profeta Isaías 25,6a.7-9

2. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Lectura del libro de las Lamentaciones 3,17-26


II. LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO

1. Creemos que también viviremos con Cristo

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos   6,3-4.8.9

2. En la vida y en la muerte somos del Señor 

Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos  14,7-9

3. Por Cristo, todos volverán a la vida

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 15,20-23

4. Dios nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios   1,3-5

5. Estaremos siempre con el Señor

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.  4,13-14.17

6. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos

Lectura del libro del Apocalipsis  7,9-10.15-17

7. Ya no habrá muerte

Lectura del libro del Apocalipsis  21,1a.3-5a.



III. SALMOS RESPONSORIALES

1. El Señor es mi pastor, nada me falta

Sal 22,1-3a.3b.4.5.6

2. A ti, Señor, levanto mi alma

Sal 24,4bc-5ab.6.7bc.20-21

3. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Sal 41,2.3.5bcd; 42,3.4.5

4. Alaben el nombre del Señor

Sal 148,1-2.11-12ab.12c-14a.14bcd


IV. ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO

1. Mt 11,25

2. Jn 6,39

3. 2 Cor 1,3b-4a


V. EVANGELIOS

1. Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 11,25-30

2. Esta es la voluntad de mi Padre: que no pierda nada de lo que me dio

Lectura del santo evangelio según San Juan 6,37-40

3. El que come este pan tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día

Lectura del santo evangelio según San Juan 6,51-59

(Para un niño que ya ha participado en la eucaristía)

4. Si crees, verás la gloria de Dios

Lectura del santo evangelio según San Juan 11,32-38.40



II. PARA LAS EXEQUIAS DE NIÑOS 

NO BAUTIZADOS


PRIMERA LECTURA

1. Aniquilaré la muerte para siempre

Lectura del profeta Isaías 25,6a.7-9


SEGUNDA LECTURA

1. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Lectura del libro de las Lamentaciones 3,17-26


SALMO RESPONSORIAL

1. A ti, señor levanto mi alma

(o) Los que esperan en ti, no quedan defraudados

Sal 24,4bc-5ab.6.7bc.17 y 20

EVANGELIO

1. Jesús, dando un fuerte grito, expiró

Lectura del santo evangelio según San Marcos 15,33-46




LECTURAS BÍBLICAS


I. PARA LAS EXEQUIAS DE NIÑOS BAUTIZADOS



I. LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO


1. Aniquilará la muerte para siempre

Lectura del profeta Isaías 25,6a.7-9


En aquél día preparará el Señor de los ejércitos, para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre.

El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros , y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país -lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: Aquí está nuestra Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación.


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2. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Lectura del libro de las Lamentaciones 3,17-26


Me han arrancado la paz y ni me acuerdo de la dicha; me digo: Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor. Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido.

Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien se renuevan cada mañana. ¡Qué grande es tu fidelidad! <<El Señor es mi lote>>, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.


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II. LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO


1. Creemos que también viviremos con Cristo

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos   6,3-4.8.9


Hermanos: Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo; fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos también que viviremos con él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él.


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2. En la vida y en la muerte somos del Señor 

Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos  14,7-9


Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno vive para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.


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3. Por Cristo, todos volverán a la vida

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 15,20-23


Hermanos: Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.

Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los cristianos.



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4. Dios nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios   1,3-5


Hermanos: Bendito sea Dios; Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo - antes de crear el mundo- para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. El nos ha destinado en la persona de Cristo -por pura iniciativa suya- a ser sus hijos.


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5. Estaremos siempre con el Señor

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.  4,13-14.17


Hermanos: No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.


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6. Dios enjugará las lágrimas de sus ojos

Lectura del libro del Apocalipsis  7,9-10.15-17


Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: -¡La salvación es de nuestro Dios, que esta sentado en el trono, y del Cordero!

Por eso están ante el trono de Dios dándole culto día y noche en su templo. el que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.


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7. Ya no habrá muerte

Lectura del libro del Apocalipsis  21,1a.3-5a.


Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: -Esta es la morada De Dios con los hombres: acampará entre ellos. ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado. Y el que estaba sentado en el trono dijo: -Ahora hago el universo nuevo.


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III. SALMOS RESPONSORIALES

1. El Señor es mi pastor, nada me falta

Sal 22,1-3a.3b.4.5.6


R/. El Señor es mi pastor, nada me falta


El Señor es mi pastor, nada me falta;

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas.


Me guía por el sendero justo, 

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras, 

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.


Preparas una mesa ante mí, 

en frente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume, 

y mi copa rebosa.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan 

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor 

por años sin término.



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2. A ti, Señor, levanto mi alma

Sal 24,4bc-5ab.6.7bc.20-21


R/. A ti, Señor, levanto mi alma.


Señor enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas,

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.


Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia

por tu bondad, Señor.


Guarda mi vida y líbrame,

no quede yo defraudado de haber acudido a ti.

La inocencia y la rectitud me protegerán,

porque espero en ti.


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3. Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Sal 41,2.3.5bcd; 42,3.4.5


R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo: 

¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?


Como busca la sierva corrientes de agua,

así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Tiene sed De Dios, del Dios vivo:

¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?


Y desahogo mi alma conmigo:

¡cómo marchaba a la cabeza del grupo

hacia la casa de Dios,

entre cantos de júbilo y alabanza,

en el bullicio de la fiesta!


Envía tu luz y tu verdad:

que ellas me guíen

y me conduzcan  hasta tu monte santo,

hasta tu morada.


Que yo me acerque al altar de Dios,

al Dios de mi alegría;

que te dé gracias al son de la cítara,

Dios, Dios mío.


¿Por qué te acongojas alma mía;

por qué te me turbas?

Espera en Dios, que volverás a alabarlo:

<<Salud de mi rostro, Dios mío>>.


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4. Alaben el nombre del Señor

Sal 148,1-2.11-12ab.12c-14a.14bcd


R/. Alaben el nombre del Señor


¡Aleluya!

Alabad al Señor en el cielo,

alabad al Señor en lo alto;

alabadlo todos sus ángeles,

alabadlo todos sus ejércitos.


Reyes y pueblos del orbe,

príncipes y jefes del mundo;

los jóvenes y también las doncellas,

los viejos junto con los niños.


Alaben el nombre del Señor,

el único nombre sublime.

Su Majestad sobre el cielo y la tierra;

él acrece el vigor de su pueblo.


Alabanza de todo sus fieles;

de Israel, su pueblo escogido.

¡Aleluya!


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IV. ALELUYA Y VERSÍCULOS ANTES DEL EVANGELIO


1. Mt 11,25

Te doy gracias, Padre, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.


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2. Jn 6,39

Esta es la voluntad de mi Padre: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.



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3. 2 Cor 1,3b-4a

Bendito sea el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones.


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V. EVANGELIOS


1. Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla

Lectura del santo Evangelio según San Mateo

11,25-30


En aquél tiempo, Jesús exclamó: -Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo mas que el Padre, y nadie conoce al Padre  sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.


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2. Esta es la voluntad de mi Padre: que no pierda nada de lo que me dio

Lectura del santo evangelio según San Juan

6,37-40


En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de los que se me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.



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3. El que come este pan tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día

Lectura del santo evangelio según San Juan

(Para un niño que ya ha participado en la eucaristía)

6,51-59


En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: -Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Disputaban entonces los judíos entre sí: -¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Entonces Jesús les dijo: -Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él. el Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron  y murieron: el que come este pan vivirá para siempre.


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4. Si crees, verás la gloria de Dios

Lectura del santo evangelio según San Juan

11,32-38.40


En aquél tiempo, cuando llegó María (hermana de Lázaro) a donde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: -Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.

Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozo y, muy conmovido, preguntó: -¡Dónde lo habéis enterrado?

Le contestaron: -Señor, ven a verlo.

Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:

-¡Cómo lo quería!

Pero algunos dijeron: -Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?

Jesús, sollozando de nuevo, llega a la tumba. (Era una cavidad cubierta con una losa). Jesús le dice a Marta: -¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?


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II. PARA LAS EXEQUIAS DE NIÑOS 

NO BAUTIZADOS


PRIMERA LECTURA

1. Aniquilaré la muerte para siempre

Lectura del profeta Isaías 25,6a.7-9


En aquel día preparará el Señor de los ejércitos, para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre.

El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país -lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos  que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación.


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SEGUNDA LECTURA

1. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Lectura del libro de las Lamentaciones 3,17-26


Me han arrancado la paz y ni me acuerdo de la dicha; me digo: Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor. Fíjate en mi aflicción  y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido.

Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien se renuevan cada mañana. ¡Qué grande es tu fidelidad! <<El Señor es mi lote>>, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.



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SALMO RESPONSORIAL

1. A ti, señor levanto mi alma

(o) Los que esperan en ti, no quedan defraudados

Sal 24,4bc-5ab.6.7bc.17 y 20


R/. A ti, señor levanto mi alma

(o) Los que esperan en ti, no quedan defraudados


Señor, enséñame tus caminos, 

instrúyeme en tus sendas,

haz que camine con lealtad;

enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador.


Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia

por tu bondad, Señor.


Ensancha mi corazón oprimido

y sácame de mis tribulaciones.

Guarda mi vida y líbrame,

no quede yo defraudado de haber acudido a ti.


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EVANGELIO

1. Jesús, dando un fuerte grito, expiró

Lectura del santo evangelio según San Marcos 15,33-46

Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: -Eloí, Eloí, lamá sabactaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

Algunos de los presentes, al oírlo, decían: -Mira, está llamando a Elías.

Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujeto a una caña, y le daba de beber diciendo: -Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.

Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: -Realmente este hombre era Hijo de Dios.

Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habías subido con él a Jerusalén.

Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presento decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extraño de que hubiera muerto ya; y llamando al centurión, le pregunto si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compro una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro.


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NOTA 

Si gustas, puedes también meditar los sgtes. textos bíblicos :

I. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas del Antiguo Testamento

II. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas del Nuevo Testamento

III. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Salmos Responsoriales

IV. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Aleluya y versículos antes del Evangelio

V. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Evangelios 

VI. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Exequias niños














San José, Patrono de la buena muerte...
ruega por nosotros, que recurrimos a ti.













jueves, 25 de septiembre de 2025

V. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Evangelios

 



Queridos hermanos,
que la Palabra De Dios, renueve siempre nuestros corazones y nos haga vivir nuestra cotidianidad siempre hacia el Cielo, nuestra Casa Paterna.
Aquella que Dios ha preparado para cada uno de nosotros. Vivamos con la convicción de que Dios camina con nosotros, luchemos mucho aquí, para luego, ¡disfrutar de las moradas eternas que nos ha preparado ya Papá Dios!!!
Mediten y disfruten ya la Vida Eterna que se nos ha dado, pues, nuestro Cielo, ya lo podemos degustar aquí...un poquito...y recuerden es la "puerta angosta"... el verdadero camino...
Santa y feliz meditación de los siguientes textos bíblicos...



Fuente :

Misal Romano completo.

Andrés Pardo

Madrid. 1988

B.A.C

- Apéndice IV. Leccionario de difuntos. pg. 1343.

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ÍNDICE

PARA LAS EXEQUIAS DE ADULTOS


Lectura del santo Evangelio según San Mateo
5,1-12a

Lectura del santo Evangelio según San Mateo
11, 25-30

Lectura del santo Evangelio según San Mateo
25,1-13

Lectura del santo Evangelio según San Mateo
25, 31-46

Lectura del santo Evangelio según San Marcos
15,33-39; 16,1-6

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
7,11-17

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
12, 35-40

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
23, 33.39-43

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
23.44-49; 24,1-6

Lectura del santo Evangelio según San Lucas
24,13-35

Lectura del santo Evangelio según San Juan
6, 37-40

Lectura del santo Evangelio según San Juan
6, 51-59

Lectura del santo Evangelio según San Juan
11, 17-27

Lectura del santo Evangelio según San Juan
11, 32-45

Lectura del santo Evangelio según San Juan
12, 23-28

Lectura del santo Evangelio según San Juan
14, 1-6

Lectura del santo Evangelio según San Juan
17, 24-26









LECTURAS BÍBLICAS. EVANGELIOS 




1. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar enseñándolos:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán <<los hijos de Dios>>.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.







2. Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a la gente sencilla
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
11, 25-30

En aquel tiempo, Jesús exclamó: -Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las ha rebelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo mas que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.







3. ¡Que llega el Esposo, salid a recibirlo!
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
25,1-13

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias, y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entro sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz: -¡Que llega el esposo salid a recibirlo!
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: -Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.
Pero las sensatas contestaron: -Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas; y se cerro la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: -Señor, señor ábrenos.
Pero él respondió: -Os lo aseguro: no os conozco.
Por tanto, velad, porque no sabeis el día ni la hora.





4. Venid vosotros, benditos de mi Padre
Lectura del santo Evangelio según San Mateo
25, 31-46

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me hospedasteis; estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.
Entonces los justos le contestarán: -Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
Y el rey les dirá: -Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.
Y entonces dirá a los de su izquierda: -Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y los ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no medisteis de beber; fui forastero, y no me hospedasteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.
Entonces también éstos contestarán: -Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?
Y él replicará:  -Os aseguro que cada vez que solo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.
Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.





5. Jesús, dando un fuerte grito, expiró
Lectura del santo Evangelio según San Marcos
15,33-39; 16,1-6

Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: -Eloí, Eloí, lamá sabactaní. (que significa: dios mía, Dios mío, ¡por qué me has abandonado?)
Algunos de los presentes, al oírlo, decían: -Mira, está llamando a Elías.
Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujeto a una caña, y le daba de beber diciendo: -Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al car cómo había expirado, dijo: -Realmente este hombre era Hijo de Dios.
Pasado el sábado, María la Magdalena, María la De Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras: -¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?
Al mirar vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el sepulcro y vieron un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se asustaron. El les dijo: -No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el Crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron.





6. ¡Muchacho, a ti te digo, levántate!
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
7,11-17

En aquel tiempo iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando estaba cerca de la ciudad, resulto que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: -No llores.
Se acercó al ataúd (los que lo llevaban se pararon) y dijo: -¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
El muerto se incorporó  y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios diciendo: -Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.





7. Vosotros estad preparados
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
12, 35-40

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -Tened ceñida la cintura y encendida las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y les irá sirviendo. Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que, si supiera el dueño de la casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.





8. Hoy estarás conmigo en el Paraíso
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
23, 33.39-43

Cuando llegaron al lugar llamado <<La Calavera>>, crucificaron allí a Jesús y a dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: -¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.
Pero el otro le increpaba: -¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.
Y decía: -Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.
Jesús le respondió: -Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.





9. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
23.44-49; 24,1-6

Era ya eso de mediodía cuando se oscureció el sol, y toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. El velo del templo se rasgó por medio. Jesús gritó con fuerza: -Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Y dicho esto, expiró.
Viendo lo que sucedía, el centurión glorificaba a Dios diciendo: -Realmente, este hombre era inocente.
La muchedumbre que había acudido al espectáculo, al ver lo ocurrido, se volvía a la ciudad dándose golpes de pecho. Sus conocidos se mantenían a distancia, y también las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.
El primer día de la semana, de madrugada, las mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. encontraron corrida la piedra del sepulcro. Y entrando no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas por esto, se les presentaron dos hombres con vestidos refulgentes.
Ellas despavoridas, miraban el suelo, y ellos les dijeron: -¿Por qué buscáis entre los muertos ala que vive? No está aquí. Ha resucitado.







10. ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
24,13-35

Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante una dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
El les dijo: -¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:  ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí en estos días?
Él les preguntó: -¿Qué?
Ellos le contestaron: -Lo de Jesús el Nazareno, que fue un Profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos  que él fuera el futuro libertador de Israel. Y ya ves; hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos ha sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vivieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo: -¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademan de seguir adelante; pero ellos le apremiaron diciendo: -Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: -Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.



11. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día
Lectura del santo Evangelio según San Juan
6, 37-40

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí, no lo echaré afuera; porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.



12. El que come este pan tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día
Lectura del santo Evangelio según San Juan
6, 51-59

En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
Disputaban entonces los judíos entre sí: -¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les dijo: -Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. el que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come, vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come este pan vivirá para siempre.



13. Yo soy la resurrección y la vida
Lectura del santo Evangelio según San Juan
11, 17-27

Cuando Jesús llego a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judios habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: -Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.
Jesús le dijo: -Tu hermano resucitará.
Marta respondió: -Sé que resucitará en la resurrección del último día.
Jesús le dice: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?
Ella le contestó: -Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.



14. Lázaro, ven fuera
Lectura del santo Evangelio según San Juan
11, 32-45

En aquél tiempo, cuando llego María (hermana de Lázaro) a donde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies diciéndole: -Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Jesús, viéndola a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozo y, muy conmovido, preguntó : ¿Dónde lo habéis enterrado?
Le contestaron: -Señor, ven a verlo.
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: -¡Como le quería!
Pero algunos dijeron: -Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?
Jesús, sollozando de nuevo, llega a la tumba. (Era una cavidad cubierta con una losa). Dice Jesús: -Quitad la losa.
Marta, la hermana del muerto, le dice: -Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.
Jesús le dice: -¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
Entonces quitaron la losa. Jesús levantando los ojos a lo alto, dijo: -Padre, te doy gracias, porque me has escuchado; yo sé que tu me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tu me has enviado.
Y dicho esto, gritó con voz potente: -Lázaro, ven afuera.
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en el sudario. Jesús le dijo: -Desatadlo y dejadlo andar.
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.



15. Si el grano de trigo muere, da mucho fruto
Lectura del santo Evangelio según San Juan
12, 23-28

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: -Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.



16. En la casa de mi Padre hay muchas estancias
Lectura del santo Evangelio según San Juan
14, 1-6

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y me voy a prepararos un sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice: -Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde: -Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.



17. Este es mi deseo: que estén donde yo estoy
Lectura del santo Evangelio según San Juan
17, 24-26

En aquel tiempo, elevando los ojos al cielo, Jesús oró diciendo: -Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo, donde yo estoy, y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tu me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías este con ellos, como también yo estoy en ellos.






NOTA 

Si gustas, puedes también meditar los sgtes. textos bíblicos :

I. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas del Antiguo Testamento

II. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas del Nuevo Testamento

III. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Salmos Responsoriales

IV. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Aleluya y versículos antes del Evangelio

V. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Evangelios 

VI. MEDITANDO LA MUERTE. Lecturas bíblicas. Exequias niños
















San José, Patrono de la buena muerte...
ruega por nosotros, que recurrimos a ti.