Sin dudas, ...¡eres Padre!!..

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..y maravillosamente sorprendente, siempre eres NOVEDAD!!...SIN DUDA ERES PADRE!!...

jueves, 19 de diciembre de 2024

NOVENA DE NAVIDAD. DÍA 2º - 17 de diciembre





NOVENA DE NAVIDAD
- DÍA 17 DE DICIEMBRE -
  


(Todos:)
1. CANTO DE ADVIENTO

Ven Salvador
(P. Carmelo Erdozaín Gil)

VEN, SALVADOR, VEN SIN TARDAR:
DANOS TU GRACIA Y TU PAZ.
VEN, SALVADOR, VEN SIN TARDAR:
DANOS TU FUERZA Y VERDAD.

1. Nos diste tu palabra,
es firme nuestra espera,
iremos tras tus huellas,
sabemos que vendrás.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.

2. Los hombres de mi pueblo
esperan que Tú vengas,
que se abran horizontes
por donde caminar.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.

3. Vendrás con los que luchan
por una tierra nueva,
vendrás con los que cantan
justicia y hermandad.
VEN, VEN, SEÑOR JESÚS.

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(Todos:)

2. ORACIÓN

Llave de David y cetro de la casa de Israel,
tú, que reinas sobre el mundo,
ven a libertar a los que en tinieblas te esperan.
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!

¡Oh Sol naciente, Esplendor de la luz eterna
y Sol de justicia,
ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte!
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!

Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia.

Tú, que unes a los pueblos,
ven a libertar a los hombres que has creado.
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!


¡Oh Enmanuel,
nuestro Rey, Salvador de las naciones,
esperanza de los pueblos,
ven a libertarnos, Señor; no tardes ya!
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!

(De las antífonas mayores)






(Lector 1:)

3. LECTURA BÍBLICA


Lectura del santo Evangelio según San Mateo.1, 17.

Así las generaciones de Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación, catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías catorce.




(Lector 2:)

4. PETICIONES A MARÍA Y JOSÉ

Respondemos:

Ven Señor, no tardes que ansiamos tu venida.

- María y José, enséñennos a construir familias en la cotidianidad de la vida...

- María y José, formen nuestros corazones para poder recibir al Niño Dios...

- María y José, consuelen a todos aquellos que han perdido seres queridos...




(Lector 3:)

5. LECTURA ESPIRITUAL

"El Señor está cerca: venid, adorémoslo". Con esta invocación, la liturgia nos invita, en estos últimos días del Adviento, a acercarnos, como de puntillas, a la cueva de Belén, donde tuvo lugar el acontecimiento extraordinario que cambió el rumbo de la historia: el nacimiento del Redentor. En la noche de Navidad nos detendremos una vez más ante el belén para contemplar, maravillados, al "Verbo hecho carne". En nuestro corazón se renovarán, como cada año, sentimientos de alegría y de gratitud al escuchar los villancicos que en tantos idiomas cantan el mismo extraordinario prodigio. El Creador del universo vino por amor a poner su morada entre los hombres.

En la carta a los Filipenses san Pablo afirma que Cristo, "a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos" (Flp 2, 6). Actuando como un hombre cualquiera, añade el Apóstol, se rebajó. En la santa Navidad reviviremos la realización de este sublime misterio de gracia y misericordia.

San Pablo dice también: "Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Ga 4, 4-5). Efectivamente, desde hacía muchos siglos el pueblo elegido esperaba al Mesías, pero lo imaginaba como un caudillo poderoso y victorioso, que libraría a los suyos de la opresión de los extranjeros. En cambio, el Salvador nació en el silencio y en la pobreza más completa. Vino como luz que ilumina a todos los hombres —constata el evangelista san Juan—, "pero los suyos no lo recibieron" (Jn 1, 9. 11). Sin embargo, el Apóstol añade: "A todos los que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios" (Jn 1, 12). La luz prometida iluminó los corazones de quienes habían perseverado en la espera vigilante y activa.

La liturgia de Adviento nos exhorta también a nosotros a ser sobrios y vigilantes, para evitar que nos agobien el peso del pecado y las excesivas preocupaciones del mundo. En efecto, vigilando y orando podremos reconocer y acoger el resplandor de la Navidad de Cristo. San Máximo de Turín, obispo que vivió entre los siglos IV y V, afirma en una de sus homilías: "El tiempo nos advierte de que la Navidad de Cristo nuestro Señor está cerca. El mundo, incluso con sus angustias, habla de la inminencia de algo que lo renovará, y desea con una espera impaciente que el esplendor de un sol más brillante ilumine sus tinieblas. (...) Esta espera de la creación también nos lleva a nosotros a esperar el nacimiento de Cristo, nuevo Sol" (Discurso 61 a, 1-3). Así pues, la creación misma nos lleva a descubrir y a reconocer a Aquel que tiene que venir.

Pero la pregunta es: la humanidad de nuestro tiempo, ¿espera todavía un Salvador? Da la impresión de que muchos consideran que Dios es ajeno a sus intereses. Aparentemente no tienen necesidad de él, viven como si no existiera y, peor aún, como si fuera un "obstáculo" que hay que quitar para poder realizarse. Seguramente también entre los creyentes algunos se dejan atraer por seductoras quimeras y desviar por doctrinas engañosas que proponen atajos ilusorios para alcanzar la felicidad.

Sin embargo, a pesar de sus contradicciones, angustias y dramas, y quizá precisamente por ellos, la humanidad de hoy busca un camino de renovación, de salvación; busca un Salvador y espera, a veces sin saberlo, la venida del Señor que renueva el mundo y nuestra vida, la venida de Cristo, el único Redentor verdadero del hombre y de todo el hombre. Ciertamente, falsos profetas siguen proponiendo una salvación "barata", que acaba siempre por provocar fuertes decepciones.

Precisamente la historia de los últimos cincuenta años demuestra esta búsqueda de un Salvador "barato" y pone de manifiesto todas las decepciones que se han derivado de ello. Los cristianos tenemos la misión de difundir, con el testimonio de la vida, la verdad de la Navidad, que Cristo trae a todo hombre y mujer de buena voluntad. Al nacer en la pobreza del pesebre, Jesús viene a ofrecer a todos la única alegría y la única paz que pueden colmar las expectativas del alma humana.

Pero, ¿cómo prepararnos para abrir el corazón al Señor que viene? La actitud espiritual de la espera vigilante y orante sigue siendo la característica fundamental del cristiano en este tiempo de Adviento. Es la actitud que adoptaron los protagonistas de entonces: Zacarías e Isabel, los pastores, los Magos, el pueblo sencillo y humilde, pero, sobre todo, la espera de María y de José. Estos últimos, más que nadie, experimentaron personalmente la emoción y la trepidación por el Niño que debía nacer. No es difícil imaginar cómo pasaron los últimos días, esperando abrazar al recién nacido entre sus brazos. Hagamos nuestra su actitud, queridos hermanos y hermanas.

Escuchemos, a este respecto, la exhortación de san Máximo, obispo de Turín, citado ya antes: "Mientras nos preparamos a acoger la Navidad del Señor, revistámonos con vestidos limpios, sin mancha. Hablo de la vestidura del alma, no del cuerpo. No tenemos que vestirnos con vestiduras de seda, sino con obras santas. Los vestidos lujosos pueden cubrir los miembros del cuerpo, pero no adornan la conciencia" (ib.).

Que el Niño Jesús, al nacer entre nosotros, no nos encuentre distraídos o dedicados simplemente a decorar con luces nuestra casa. Más bien, preparemos en nuestra alma y en nuestra familia una digna morada en la que él se sienta acogido con fe y amor. Que nos ayuden la Virgen y san José a vivir el misterio de la Navidad con nuevo asombro y serenidad tranquilizante.
(Benedícto XVI
Santa Navidad





(Lector 4:)

6. REFLEXIÓN

Que nuestro 2º día de la novena de Navidad, sea para animar a otros a hacer el Belén en sus hogares. Más allá de los problemas que nos puedan circundar, nunca dejemos que nadie nos quite "nuestra Navidad". Un Dios se nos ha dado, ahora debemos gritarlo al mundo y ayudar a otros, que puedan disfrutar de la paz que nos trae el Niño de Belén.










(Todos:)

7. ORACIÓN AL NIÑO

Niñito Jesús,
ven, no tardes más,
purifica nuestros corazones,
aleja las insidias del maligno que azotan a nuestro mundo.
Baja del cielo a mi corazón.







(Todos:)

8. ORACIÓN FINAL

Dios todopoderoso, que nos has alimentado con el don eucarístico, te pedimos que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, resplandezcamos delante del Señor, cuando venga, como luminarias de su gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(Misal romano. 
Oración después de la comunión. 
Día 17 diciembre)




(Todos:)

9. VILLANCICO


Mi casa será Belén
(José Antonio Olivar / Carlos Montero)

SEÑOR QUE CASA NO HALLASTE
CUANDO NACISTE EN BELÉN.
HOY TE OFREZCO LA MÍA,
MI CASA SERÁ BELÉN.
TÚ QUE ERES LUZ Y ERES VIDA,
VEN A MI VIDA A NACER.
Y TE CUIDARÉ,
COMO TE CUIDÓ MARÍA,
COMO TE CUIDÓ JOSÉ.

1. Mi casa será Belén,
si vive mi puerta abierta,
y si mi mente está alerta
al resplandor de la fe:
la fe que tuvo María,
la fe que tuvo José.

2. Mi casa será Belén,
si doy mi llave a los pobres,
y si sé amar a los hombres
con el amor de tu ley;
igual que amaba María,
igual que amaba José.




Pd:
Te dejo otros cantos de Adviento y Navidad, por si quieres elegir otros...

- CANTI. AVVENTO !! CANTOS : ADVIENTO (several languages)


- CANTOS. VILLANCICOS (Several languages)













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