- DÍA 20 DE DICIEMBRE -
(Todos:)
1. VILLANCICO
1. VILLANCICO
Buscando en Belén
¿QUE LE LLEVARE YO AL NIÑO?
POCO LE PUEDO LLEVAR.
ES DIOS Y LO TIENE TODO.
A BELÉN SE VA A BUSCAR.
1. Quien busca en Belén,
en Belén encuentra.
Quien pide en Belén
siempre le darán.
Llamando en Belén,
la puerta está abierta
para los que buscan la luz de la paz. (2)
2. Quién busca el amor,
en Belén encuentra
al Dios, que creó
la razón de amar.
Quien busca la fe
en Belén encuentra,
motivo y razones para confiar. (2)
3. Quien busca la paz,
en Belén encuentra
al Niño que es
forjador de paz.
Quien busca la luz,
en Belén encuentra
la Estrella que al mundo nos vino a guiar. (2)
VIDEO
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(Todos:)
2. ORACIÓN
Llave de David y cetro de la casa de Israel,
tú, que reinas sobre el mundo,
ven a libertar a los que en tinieblas te esperan.
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!
¡Oh Sol naciente, Esplendor de la luz eterna
y Sol de justicia,
ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte!
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!
Rey de las naciones y Piedra angular de la Iglesia.
Tú, que unes a los pueblos,
ven a libertar a los hombres que has creado.
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!
¡Oh Enmanuel,
nuestro Rey, Salvador de las naciones,
esperanza de los pueblos,
ven a libertarnos, Señor; no tardes ya!
Ven pronto, Señor. ¡Ven Salvador!
(De las antífonas mayores)
(Lector 1:)
3. LECTURA BÍBLICA
Lectura del santo Evangelio según San Lucas. 1, 26-38.
Y María dijo al ángel:
- ¿Cómo será eso, pues no conozco varón?
El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó:
- Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el ángel.
(Lector 2:)
4. PETICIONES A MARÍA Y JOSÉ
Respondemos:
Ven Señor, no tardes que ansiamos tu venida.
- María y José, enséñennos a construir familias en la cotidianidad de la vida...
- María y José, formen nuestros corazones para poder recibir al Niño Dios...
- María y José, consuelen a todos aquellos que han perdido seres queridos...
(Lector 3:)
5. LECTURA ESPIRITUAL
Con la Novena de Navidad que estamos celebrando en estos días, la Iglesia nos invita a vivir de modo intenso y profundo la preparación al Nacimiento del Salvador, ya inminente. El deseo, que todos llevamos en el corazón, es que la próxima fiesta de la Navidad nos dé, en medio de la actividad frenética de nuestros días, una serena y profunda alegría para que nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios y nos infunda nuevo valor.
Para comprender mejor el significado de la Navidad del Señor quisiera hacer una breve referencia al origen histórico de esta solemnidad. De hecho, el Año litúrgico de la Iglesia no se desarrolló inicialmente partiendo del nacimiento de Cristo, sino de la fe en su resurrección. Por eso la fiesta más antigua de la cristiandad no es la Navidad, sino la Pascua; la resurrección de Cristo funda la fe cristiana, está en la base del anuncio del Evangelio y hace nacer a la Iglesia. Por lo tanto, ser cristianos significa vivir de modo pascual, implicándonos en el dinamismo originado por el Bautismo, que lleva a morir al pecado para vivir con Dios (cf. Rm 6,4).
El primero que afirmó con claridad que Jesús nació el 25 de diciembre fue Hipólito de Roma, en su comentario al libro del profeta Daniel, escrito alrededor del año 204. Algún exegeta observa, además, que ese día se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo de Jerusalén, instituida por Judas Macabeo en el 164 antes de Cristo. La coincidencia de fechas significaría entonces que con Jesús, aparecido como luz de Dios en la noche, se realiza verdaderamente la consagración del templo, el Adviento de Dios a esta tierra.
En la cristiandad la fiesta de Navidad asumió una forma definida en el siglo IV, cuando tomó el lugar de la fiesta romana del "Sol invictus", el sol invencible; así se puso de relieve que el nacimiento de Cristo es la victoria de la verdadera luz sobre las tinieblas del mal y del pecado. Con todo, el particular e intenso clima espiritual que rodea la Navidad se desarrolló en la Edad Media, gracias a san Francisco de Asís, que estaba profundamente enamorado del hombre Jesús, del Dios-con-nosotros. Su primer biógrafo, Tomás de Celano, en la Vita seconda narra que san Francisco "por encima de las demás solemnidades, celebraba con inefable premura el Nacimiento del Niño Jesús, y llamaba fiesta de las fiestas al día en que Dios, hecho un niño pequeño, había sido amamantado por un seno humano" (Fonti Francescane, n. 199, p. 492). De esta particular devoción al misterio de la Encarnación se originó la famosa celebración de la Navidad en Greccio. Probablemente, para ella san Francisco se inspiró durante su peregrinación a Tierra Santa y en el pesebre de Santa María la Mayor en Roma. Lo que animaba al Poverello de Asís era el deseo de experimentar de forma concreta, viva y actual la humilde grandeza del acontecimiento del nacimiento del Niño Jesús y de comunicar su alegría a todos.
En la primera biografía, Tomás de Celano habla de la noche del belén de Greccio de una forma viva y conmovedora, dando una contribución decisiva a la difusión de la tradición navideña más hermosa, la del belén. La noche de Greccio devolvió a la cristiandad la intensidad y la belleza de la fiesta de la Navidad y educó al pueblo de Dios a captar su mensaje más auténtico, su calor particular, y a amar y adorar la humanidad de Cristo. Este particular enfoque de la Navidad ofreció a la fe cristiana una nueva dimensión. La Pascua había concentrado la atención sobre el poder de Dios que vence a la muerte, inaugura una nueva vida y enseña a esperar en el mundo futuro. Con san Francisco y su belén se ponían de relieve el amor inerme de Dios, su humildad y su benignidad, que en la Encarnación del Verbo se manifiesta a los hombres para enseñar un modo nuevo de vivir y de amar.
Celano narra que, en aquella noche de Navidad, le fue concedida a san Francisco la gracia de una visión maravillosa. Vio que en el pesebre yacía inmóvil un niño pequeño, que se despertó del sueño precisamente por la cercanía de san Francisco. Y añade: "Esta visión coincidía con los hechos, pues, por obra de su gracia que actuaba por medio de su santo siervo Francisco, el niño Jesús fue resucitado en el corazón de muchos que le habían olvidado, y quedó profundamente grabado en su memoria amorosa" (Vita prima, op. cit., n. 86, p. 307). Este cuadro describe con gran precisión todo lo que la fe viva y el amor de san Francisco a la humanidad de Cristo han transmitido a la fiesta cristiana de la Navidad: el descubrimiento de que Dios se revela en los tiernos miembros del Niño Jesús. Gracias a san Francisco, el pueblo cristiano ha podido percibir que en Navidad Dios ha llegado a ser verdaderamente el "Emmanuel", el Dios-con-nosotros, del que no nos separa ninguna barrera ni lejanía. En ese Niño, Dios se ha hecho tan próximo a cada uno de nosotros, tan cercano, que podemos tratarle de tú y mantener con él una relación confiada de profundo afecto, como lo hacemos con un recién nacido.
En ese Niño se manifiesta el Dios-Amor: Dios viene sin armas, sin la fuerza, porque no pretende conquistar, por decir así, desde fuera, sino que quiere más bien ser acogido libremente por el hombre; Dios se hace Niño inerme para vencer la soberbia, la violencia, el afán de poseer del hombre. En Jesús, Dios asumió esta condición pobre y conmovedora para vencer con el amor y llevarnos a nuestra verdadera identidad. No debemos olvidar que el título más grande de Jesucristo es precisamente el de "Hijo", Hijo de Dios; la dignidad divina se indica con un término que prolonga la referencia a la humilde condición del pesebre de Belén, aunque corresponda de manera única a su divinidad, que es la divinidad del "Hijo".
Su condición de Niño nos indica además cómo podemos encontrar a Dios y gozar de su presencia. A la luz de la Navidad podemos comprender las palabras de Jesús: "Si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mt 18, 3). Quien no ha entendido el misterio de la Navidad, no ha entendido el elemento decisivo de la existencia cristiana. Quien no acoge a Jesús con corazón de niño, no puede entrar en el reino de los cielos; esto es lo que san Francisco quiso recordar a la cristiandad de su tiempo y de todos los tiempos, hasta hoy. Oremos al Padre para que conceda a nuestro corazón la sencillez que reconoce en el Niño al Señor, precisamente como hizo san Francisco en Greccio. Así pues, también a nosotros nos podría suceder lo que Tomás de Celano, refiriéndose a la experiencia de los pastores en la Noche Santa (cf. Lc 2, 20), narra a propósito de quienes estuvieron presentes en el acontecimiento de Greccio: "Cada uno volvió a su casa lleno de inefable alegría" (Vita prima, op. cit., n. 86, p. 479).
(Benedícto XVI
La novena de Navidad
(Lector 4:)
6. REFLEXIÓN
Ya en este 5º día de nuestra novena de Navidad, que nuestros corazones puedan estar centrados en la persona de Cristo Jesús, hecho Niño en Belén. Que las decoraciones natalicias que hemos realizado en nuestros hogares, en nuestras parroquias en cada uno de nuestros diversos ámbitos, puedan gritar : NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS!!!...
(Todos:)
7. ORACIÓN AL NIÑO
Niñito Jesús,
ven, no tardes más,
purifica nuestros corazones,
aleja las insidias del maligno que azotan a nuestro mundo.
Baja del cielo a mi corazón.
(Todos:)
8. ORACIÓN FINAL
(Todos:)
7. ORACIÓN AL NIÑO
Niñito Jesús,
ven, no tardes más,
purifica nuestros corazones,
aleja las insidias del maligno que azotan a nuestro mundo.
Baja del cielo a mi corazón.
(Todos:)
8. ORACIÓN FINAL
Protege, Señor, con tu poder a los que alimentas con la eucaristía, y haz que encuentren en este sacramento la fuente del gozo y de la paz verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(Todos:)
9. VILLANCICO
Esperando, esperandoPor Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
(Misal romano.
Oración después de la comunión.
Día 20 diciembre)
(Todos:)
9. VILLANCICO
(P. Cesareo Gabaraín)
Esperando, esperando,
esperando al Mesías que nos ha de salvar.
Tierra y hombres que sueñan,
porque Dios va a llegar.
Esperando,
esperamos, Señor, tu venida,
tu venida DE VERDAD.
Buscamos la luz que nos guíe
y encendemos estrellas de papel.
¿Hasta cuando, Señor, jugaremos,
como niños con la fe?
Aunque varios discursos gritemos,
pregonando una falsa hermandad.
¿Hasta cuándo Señor, viviremos
sin justicia y caridad?
Esperando,
esperamos Señor tu venida,
tu venida de verdad.
Esperando, esperando...
Esperamos a un Niño
que en Belén nacerá,
como nace en mi alma,
si hay en mí Navidad.
Esperando,
esperamos, Señor, tu venida,
tu venida de verdad.
Villancicos alegres y humildes,
nacimientos de barro y cartón.
Más no habrá de verdad Nacimiento
si a nosotros nos falta el amor.
Si seguimos viviendo en pecado
o hay un niño que llore sin pan.
Aunque suenen canciones y fiestas,
no podremos tener Navidad.
Esperando,
esperamos, Señor, tu venida,
tu venida de verdad.
Pd:
Te dejo otros cantos de Adviento y Navidad, por si quieres elegir otros...
- CANTI. AVVENTO !! CANTOS : ADVIENTO (several languages)
- CANTOS. VILLANCICOS (Several languages)
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